martes, 28 de octubre de 2008

SaBeR


El día en que nos conocemos, J. está en la cama. Su mujer de pie al lado, pendiente, alerta. Cuando le preguntamos a él contesta ella, se adelanta para ayudarle, para que no se fatigue, para que no se esfuerce, para que no hable,......incluso para no darle tiempo a pensar.

Él no lo sabe, no queremos que lo sepa, que no sufra, nos había advertido ella al llegar, en la puerta. Al poco rato la esposa se va, tiene cita con el médico.

Cuando ella se va....él empieza a hablar y poco a poco las lágrimas caen por sus mejillas.
Tenía tantas ganas de desahogarme con alguien...ya sé que tengo un cáncer y que no va bien, yo lo veo, pero no quiero que me vean pasarlo mal, no quiero preocupar a mi familia, y menos a mi mujer que está sufriendo mucho...a veces la oigo llorar.

No salgo a la calle, no por no ver a los amigos, sino porque no me vean...


No hay comentarios:

Publicar un comentario