El síndrome de la silla vacía...
Mucha gente odia la Navidad porque, en cenas y fiestas, se hace
más presente la ausencia de los seres queridos. Se da una disonancia
entre la tristeza interior y los estímulos exteriores, que dictan que
hay que estar alegre. Pero sobrevivir a estas fechas es posible.
Os recomiendo este artículo de Joan Carles Ambrojo en El País.
Lo podéis ver AKI
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