Aunque me llames de usted, déjame sentir que quieres que no te suelte de la
mano, al tiempo que la tuya busca la mía, a veces con desespero. Canta conmigo
aunque no nos sepamos la canción.
Mírame y vuélveme a mirar desde lo oscuro, desde ese abismo
que veo en tus ojos y que da vértigo.
Desinhibida, abierta la puerta que guardaba la educación y
los buenos modales, ahora escondes (no, tú guardas) cosas y murmuras frases y palabras que nunca se atrevieron a cruzar el
dintel y que ahora lo hacen a borbotones, sin censura ya…
Empiezas con ánimo frases que dejas colgadas flotando en el silencio
que se interpone entre tú y el resto del mundo.
Y haces tantas otras cosas que desconocíamos en ti, que eres una persona distinta a la otrora conocida; las dos queridas, la de antes
con amor e intimidad y la de ahora, esa medio desconocida, además, con una gran
ternura.
Y aunque de vez en cuando digas: “es que no estoy bien, estoy
mal, muy mal… es que no os dais cuenta?”, con esa tristeza tuya, encontrada
hace tan poco tiempo,…. por favor, no dejes de
hablarme nunca.
... Y cuando tu voz se vuelva débil e ininteligible, no dejes de
mirarme aunque no me veas o yo lo crea. Déjame soñar por ti.
No hay comentarios:
Publicar un comentario