Ayer lunes 17 de Abril, me
tocó volver al hospital. Tuve tres consultas, la analítica de rigor y las 6
horas de tratamiento de quimio. Un día agotador, como todos los que nos toca
ir. El hospital está a 150 km de casa, por lo que tenemos que madrugar y después
volvemos más tarde. Pero ya sabemos que esa es nuestra rutina desde hace meses.
Pero ayer no fue un día
cualquiera.
Cuando llegamos a la consulta
de oncología, nos sentamos en la sala de espera. Al rato, me llamó el doctor y
pasamos al despacho, allí me esperaba de pie, me recibió con una sonrisa y me
dio dos besos. Nos sentamos los tres y me preguntó cómo me había ido el ciclo
anterior, yo le conté todo lo que me había ocurrido y dolido. Posteriormente y
tras revisar las últimas pruebas me comentó que si el resultado del TAC que me
prescribía era satisfactorio, la de ayer sería mi última sesión de
quimioterapia.
Nos despedimos con otros dos
besos y un gracias.
Así pues, si salgo
"guapa" en el TAC, habré conseguido pasar la primera fase contra todo
pronóstico médico. He invertido en ello nueve meses desde que me diagnosticaron
el cáncer, con cuatro intervenciones quirúrgicas de por medio y una grave
peritonitis. Pero me propuse salir y, con la ayuda de la medicina y de mi trabajo
mental, lo he conseguido.
Parece mentira, pero pasito a
pasito voy dando pasos de gigante.
A todos aquellos que me dicen
que estoy teniendo suerte, yo les digo que la suerte no existe, existen la
medicina y nuestro trabajo interior. Que hay que creer en nosotros mismos y en
las cosas que queremos,... creer en los milagros porque, si nos lo proponemos, somos
capaces de crearlos.
Salud para todos.
Paula Cruz Gutiérrez.
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