Hoy ha sido un día de momentos especiales.
El primero ha sido el abrazo de Juana, la hija de un paciente fallecido hace algunas semanas. Un abrazo de los que no puedes escapar, que duran media eternidad, que te llenan la mejilla y el pelo de lágrimas, en el que sobran las palabras, en el que todo se dice con el cuerpo...y que te dejan ese sabor agridulce de la tristeza mezclada con la generosidad y la ausencia. Hemos echado de menos a su padre en su habitación, la cama al lado de la pared, la cómoda a los pies con la foto de las hijas y un retrato en blanco y negro del día de su boda colgado de un clavo, el mismo que utilizábamos para colgar el suero que iba a una palomilla colocada en su abdomen.
El otro momento ha sido frente a una caña con un amigo del alma,...que va y viene, como yo, pero que siempre está, como yo.
"Yo hago lo mío y tú haces lo tuyo.
No estoy en este mundo para colmar tus expectativas,
y tú no estás en este mundo para colmar las mías.
Tú eres tú y yo soy yo.
Y si por casualidad nos encontramos, es hermoso.
Si no, no puede remediarse."
Fritz Perls
1 comentario:
Sencillamente precioso, todo, hasta la caña con el amigo.....me encanta como escribes Violeta, un abrazo.
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