Creo que asumir la muerte de un hijo SIEMPRE es IMPOSIBLE, pero si se tienen ochenta y tantos, aún es más duro.
Cuando bajaba por las escaleras, aún los oía llorar.
F. se está muriendo. Hoy le hemos puesto un infusor con medicación subcutánea, y prevemos que en poco tiempo fallecerá. Le hemos explicado a sus padres que no se intenta prolongar ni acortar su vida, sólo (sólo??) intentar que fallezca tranquilo, sin dolor y sin otros síntomas que añadan sufrimiento. Su madre nos decía que hace dos meses que esperan que ocurra lo inevitable.
Ya en la cocina, entre lágrimas a duras penas reprimidas, recordaban lo vivido, cómo era, “era cariñoso,... buena persona,... le gustaba la fiesta,... cuando se compró la moto, te acuerdas?... no sé si nos acostumbraremos a estar sin él...”
Al despedirnos nos ha dicho: “Si me dan a elegir entre un millón de pesetas y vuestro apoyo, elijo vuestro cariño” (a mí este mes es como si ya me hubieran pagado la nómina).
Cuando bajaba por las escaleras, aún los oía llorar.
Debe ser terrible. No sé cómo puedes con tanta tristeza.
ResponderEliminarYo, en mi trabajo, he visto casos no severos y salgo muerta de la pena (con todo y fotografo...)
Admiro tu fortaleza
:(
Siempre he oído decir que los Cuidados Paliativos enganchan, y es verdad.
ResponderEliminarSueles salir de los domicilios con la sensación de haber dado todo lo que puedes y sabes. Sientes que eso sirve y te llena hasta lo más hondo, compensando todo lo demás.
No es cuestión de fortaleza sino de ganas.
Besos