Tras los días del tratamiento,
entramos en un periodo de pausa, una tregua en medio de la pelea que se está
librando; unos pocos días sin citas, ni hospitales, en los que, sin embargo,
hemos de seguir trabajando por nuestra cuenta, sin descanso.
Tumbadas las dos en la cama,
observo la piel ceñida a sus huesos y puedo volver a estudiar anatomía
mirándola: el olecranon, la cabeza del húmero, todas y cada una de las apófisis
espinosas de las vértebras de su columna…
Y sin embargo, en ocasiones, sus ojos
respiran vida, me mira y sueña, vuela; su voz recupera el tono y se
abre paso con frases seguras, sin temblar,… y su risa aparece desde el fondo de
su corazón, ríe con la boca y con los ojos.
Su alma, que se apoya en su
maltrecho cuerpo, no pierde la esperanza.
Mi querida Violeta: no es fácil tener esperanza cuando las cosas se tuercen pero con la mejoría y la calma nace una fuerza interior que nos ayuda a luchar, nos anima. Además, tiene la suerte de tenerte para guiarla sobre el mejor modo de alcanzar su esperanza, no le vas a engañar, ni decirle que todo se solucionará mágicamente,pero estás a su lado, abriendo el paraguas hasta que pase la tormenta y eso es lo más valioso del mundo.
ResponderEliminarLa medicina es importante pero el no dejarse vencer y tener al lado cariño hace milagros.
Un abrazo cálido para las dos
Qué bién lo estás haciendo querida Violeta. Estas treguas del tratamiento hay que cubrirlas con más cariño si cabe, y éso tú lo sabes hacer fenomenal. Si sois capaces de seguir sonriendo a pesar de lo difícil que debe ser es que sois maravilllosas , las dos.¡Qué bién , tenerte cerca! Besos para ambas.
ResponderEliminarTE LEO Y TE ABRAZO, VIOLETA QUERIDA.
ResponderEliminarSiempre leo tus palabras y me emocionan, desde el fin del mundo en ushuaia Argentina te mando un abrazo.
ResponderEliminarPreciosas y bellas palabras....Te leo y releo y no me canso nunca....
ResponderEliminarTienes toda mi admiración y ella la suerte de tenerte a ti, en esos momentos tan difíciles.
Mucha fuerza Violeta