sábado, 3 de diciembre de 2016

ViViR! eSTo No Se aCaBa ToDaVía...

A mi querida Paula la conocí un verano a través de una amiga común. Fue en un lugar lleno de encanto, rodeado de naturaleza, animales y personas que aportan, que llenan esos huecos que, en algún momento, todos tenemos. Por suerte, tengo varios lugares que me sirven de terapia, y este es uno de ellos. Bueno, pues Paula, por su timidez, su actitud, su vocación por su trabajo, por cómo formó su familia, por su vida anterior de superación constante,… es una gran mujer de ojos claros que encandilan.

La última vez que nos vimos estaba inmersa en un universo de pruebas médicas, porque no se encontraba bien. De ellas se derivó lo inesperado, aquello para lo que nunca uno está preparado, aquello que te sorprende oír y que crees que nunca te puede pasar a ti.

De una forma u otra hemos estado en contacto y hace unos días me mandó algo hermoso, algo grande: me mandó las referencias y los detalles de lo que es VIVIR, con mayúsculas. Ahí va!

Mi pronóstico hace cuatro meses, no fue malo, fue peor. Pero yo elegí vivir y a ello me dedico las 24 horas del día. No tengo otra cosa mejor que hacer.

Un intruso decidió instalarse en mi ovario, lo hizo de manera cobarde, en silencio y nadie sabe cuándo sucedió. Vivió agazapado, parasitándome poco a poco, invadiendo toda mi cavidad abdominal. Tan sólo dio la cara cuando la gravedad ya era demasiada. Su estadío, el 3.

Al conocer la noticia me quedé en estado de shock. Y aún me mantuve así una temporada, entre que me sometían a cirugía y llegaban los resultados finales. Cuando éstos llegaron hubo que tomar una decisión. En realidad fueron varias. La primera fue decidir que iba a salir adelante, que no pensaba morir. Y la segunda, la de buscar toda la información y los recursos necesarios para llevar a cabo la primera idea.

En los momentos en que el ánimo flojeaba, me imaginaba la cara de mis hijos sin mí y volvía a recuperar las fuerzas.

Es complicado, pero hay que intentar las decisiones adecuadas al principio, aunque lógicamente habrá que seguir tomándolas durante todo el proceso.

Yo decidí cerrar el camino a la rabia o al enfado pensando el por qué me había tocado a mí. Consideré que estas preguntas sin respuestas sólo me llevarían a meterme en una dinámica de desánimo, que no me ayudaría a superar la enfermedad.

Por el contrario, decidí enfrentarme a la situación sin rencor, sin luchar contra él, porque pensé que quisiera o no, el cáncer era una parte de mí, y si luchaba contra él, lucharía contra mí misma. Por otro lado, creo que cuando luchas contra algo lo legitimizas y le das poder, yo no deseaba eso. En todo momento he querido ser yo la dueña de la situación. Nada de lucha pero, por supuesto, haciendo todo lo posible para que desaparezca, pero siempre con amor, sin darle tregua ni fuerza. La fuerte soy yo, no él.

Y con esta filosofía van pasando los meses y, contra todo pronóstico, voy avanzando y él retrocediendo, mucho más rápido de lo esperado.
 
Paula Cruz

 

2 comentarios:

  1. Admirable. Mucho ánimo Paula.

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  2. eres grande paula...como te admiro...como persona,como madre, como profesional....simplemente grande...tu pequeña y mi pequeño fueron nuestro inicio de amistad...y tengo k decir que eres un tesoro!!!.te deseo todo lo mejor!!!.

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