Hay pacientes que años después de haber superado la
enfermedad siguen atados a ella sin superar las secuelas que les han quedado. No
son conscientes de que lo más importante es que están vivos y de que las
secuelas son tan sólo recordatorios de que debemos seguir viviendo.
Es cierto que algunas de ellas son muy importantes y que
pueden llegar a limitarnos el día a día, pero no por ello debemos dejarnos
arrastrar.
Creo que ésta opción se debe a que no han terminado de
aceptar la enfermedad. Si eres una de esas personas, siéntate un día
tranquilo/a, en silencio y aprende a aceptar tu situación, perdónate si crees
que debes hacerlo y piensa que lo difícil ya ha pasado, que ahora es el momento
de retomar tu vida y seguir delante de la mejor manera que consideres oportuno.
Si necesitas apoyo, búscalo, da igual que sea en un
especialista o reuniéndote con gente que haya pasado por un trance semejante.
Descubrirás que hay casos más leves y otros más difíciles que el tuyo y que
como tú, lo han superado. Sal al exterior porque te ayudará a abrir la mente y
no pensar sólo en “tu desgracia”.
Busca o retoma actividades que te gusten hacer, es la hora de
ocuparse de uno mismo y disfrutar.
Sincérate, quiérete y céntrate en lo que has aprendido con tu
experiencia, porque seguro que has aprendido muchas cosas, como que somos más
fuertes de lo que en realidad nos creemos.
Ven y camina conmigo un rato,
un tramo tan sólo y hablamos después.
Mira la suela de mis zapatos, no están
gastados y me viste correr. Bunbury
Caminad o corred, pero seguros, sin miedo.
Paula Cruz
No hay comentarios:
Publicar un comentario