En medio del atasco de la M-30,
recién salida de la sesión de siete horas y media de quimio, me encuentro que
no sé si vivo o si muero. Decido relajarme para controlar las náuseas que
siento.
Cierro los ojos y respiro, llevo
toda mi atención a mi corazón y comienzo.
Visualizo un globo azul y lo
lleno con todas las náuseas y las molestias que me produce la quimio. Con mucho
amor lo suelto y miro cómo asciende.
Tomo otro globo azul y lo lleno
con todos los malos sabores que me produce la quimio. Con todo mi amor lo mando
al cielo.
En otro globo meto todos los
dolores de las articulaciones y de mi cuerpo. Lo envío con un beso al
firmamento.
Esta vez, inflo un globo de color
verde el color de la sanación. Ahí meto toda la radiación junto con todos los
desechos que la quimio produce. Muy despacio lo suelto y lo envío arriba, muy
arriba a buscar y acompañar a los que ascendieron primero.
Por último, inflo un globo
enorme, de color rojo, con forma de corazón y lo lleno con todo el amor que
puedo. Lo envío a buscar a sus compañeros, para que se introduzcan dentro de él
y se repartan todo ese amor.
Poco a poco vuelvo a la realidad
y sigo el viaje de vuelta a casa, esperando que mis visualizaciones surtan
efecto.
Todos podemos imaginar aquello que deseamos conseguir.
Un beso.
Un beso.
Paula Cruz Gutiérrez.
Esa M30 de Madrid me la recorría yo cada vez que volvía a mi casa de Madrid recién acabado un ciclo en Sevilla, 520 kilómetros eternos, aguantando la nausea y los calambres del estómago y las tripas, el frío inmenso en pleno verano, las llagas en la boca, la garganta, la nariz..el abrir la ventanilla y gritar, gritar mucho, de dolor, de rabia, gritos al Universo pidiendo un respiro.
ResponderEliminarY llegar a mi casa, a casa, con mis perros que me acompañaban en cada viaje de ida y vuelta, perderme en la terraza llena de geranios, rosales, azahar , rozar con las puntas de los dedos las plantas, tocar el laurel, regar todo y tumbarme en la hamaca o en el suelo, con mis perros de almohada y dejar que la noche cayese mientras el fragante perfume de la dama de noche alejaba el olor a químicos que mi cuerpo desprendía, cerrar los ojos y soñar