Diario De Un Cuidador , blog.
Me llamo Pablo A. Barredo. Mi nombre es irrelevante aunque ya lo conozcas. No soy un héroe. Tampoco un salvador. Soy una persona normal y corriente como tú. Yo sólo soy un cuidador de Alzheimer más. Y éste, es mi diario.
Del libro: Diario de Un Cuidador
Prólogo de: JAUME SANLLORENTE (PÁGINA OFICIAL)
Fecha de lanzamiento: 25.11.13 en España (y
online)
“Transcurrido el corto intervalo
de mutismo que sigue al diagnóstico, las mil dudas, las innumerables preguntas,
comienzan a formarse y a multiplicarse, imparables, en tu mente; desde las más
simples a las más complejas, desde las más especificas a las más vagas: ¿qué
es el Alzheimer?, ¿cómo actúa sobre el individuo que lo padece?, ¿cuáles son
sus etapas?, ¿tiene cura?, ¿existe un tratamiento para combatirlo?, ¿se le debe
decir al enfermo lo que tiene?, ¿qué proceso vivirá?, ¿qué es lo primero que
debería hacer como cuidador?, ¿cómo me preparo?, ¿quién me guía?, ¿quién
me informa?, ¿quién me apoya?, ¿cuánto me queda junto a la persona que quiero
antes de que la enfermedad arrase con su conciencia?, ¿con qué puedo
encontrarme?, ¿cuál es su expectativa de vida?, ¿va a sufrir?, ¿cuánto voy a
sufrir yo?, ¿se olvidará totalmente de quién ha sido y quiénes son sus seres
queridos?, ¿qué debo hacer?, ¿cómo debo hacerlo?, ¿cuándo debo hacerlo?,
¿qué va/voy a necesitar?, ¿cómo se le debe tratar?, ¿qué representa ser
cuidador?, ¿qué me espera y qué voy a experimentar como tal?, ¿qué supone
tener Alzheimer?
Es abrumador. Es totalmente abrumador y
asfixiante enfrentarse con esa situación. Para empezar, porque sabes que la
persona que has conocido como tu madre, padre, esposo o abuela va a diluirse
ante tus ojos, olvidándose por completo de ti, hasta morir de complicaciones
relacionadas con la enfermedad. Ningún ser humano quiere ver sufrir a alguien
que ama.
A continuación, porque comprendes que nadie excepto tú será capaz
de tomar las riendas del cuidado ni sentirá, tal vez, el peso del deber sobre
sus hombros. Cuidar de alguien es una responsabilidad tremenda y muy poco
agradecida. Y por último, por todo aquello que el sacrificio personal –porque
es un sacrificio mayúsculo hacer lo que hacemos– implica. Pero se acepta.
Desde que accedes a desempeñar ese papel tan importante, a someterte a
semejante esclavitud, estás aceptándolo. Aun sabiendo que a la larga pesará
más lo malo que lo bueno. Por suerte, el amor es lo que nos mueve y empuja.”
© Pablo A. Barredo
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