Hoy siguiente con nuestros #paliativosvisibles y dentro de nuestra campaña #morirsindolor, hablaremos de ¿Cuánto le duele?. Para lograr el control del dolor es importante saber la "nota" que un paciente otorga a ese dolor.
Hay ocasiones en las que los pacientes tienen un deterioro cognitivo importante, demencias, etc. En estas ocasiones es del todo ilógico la utilización de una escala subjetiva, pero debemos conocer las diferentes escalas observacionales que existen y están validadas para medir el dolor en los pacientes con esas circunstancias, como por ejemplo la escala observacional PAINAD.
Las
escalas de valoración del dolor son métodos clásicos de medición de la intensidad del
dolor, y con su empleo podemos llegar a cuantificar la percepción subjetiva del
dolor por parte del paciente, y ajustar de una forma más exacta el tratamiento
analgésico.
EVA es
la Escala Visual Analógica que permite medir la intensidad del dolor con la
máxima reproductibilidad entre los observadores, siendo actualmente el
instrumento de valoración del dolor más empleado. El paciente en una escala de
0 a 10 marca la intensidad del síntoma que se le propone. Los estudios
realizados demuestran que el valor de la escala refleja de forma fiable la
intensidad del dolor y su evolución. Por tanto, sirve para evaluar la
intensidad del dolor a lo largo del tiempo, pero no sirve para comparar la
intensidad del dolor entre distintos pacientes.
Existen
numerosas escalas de valoración del dolor, algunas adaptadas a circunstancias
clínicas y otras a la edad del paciente.
▪
Escala Numérica.
▪
Termómetro del dolor: Escala de caras de dolor
revisada (FSP-R): para niños de 5-12 años.
▪
Verbal
Rating Score.
▪
Escala conductual Behavioral Pain Scale (BPS) y Escala ESCID: para
pacientes de UCI sedados.
▪
En terapia intensiva: http://www.sati.org.ar/files/kinesio/monos/MONOGRAFIA%20Dolor%20-%20Clarett.pdf
▪
Para niños: http://revista.sedolor.es/pdf/2004_06_05.pdf
▪
En el adulto mayor: http://www.fedelat.com/info/3-dolor-en-el-adulto-mayor.html
El uso
de una herramienta validada como la EVA en la valoración del dolor es
imprescindible y debe aplicarse de manera sistemática en las siguientes
situaciones:
1.
Al ingreso o en la consulta de un profesional sanitario.
2.
Después de un cambio en la situación clínica.
3.
Antes, durante y después de un procedimiento.
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