Estoy sentada en la sala de espera del hospital, pendiente de
hacerme una mamografía de control.
Desde hace un tiempo, a medida que me acerco a cualquier
hospital, un nudo se va haciendo cada vez más grande dentro de mí. Siento
angustia, el sufrimiento de los que rondan el edificio, de los que esperan, se
me encarama desde las piernas hasta el alma. Me empapo de miedo e
incertidumbre, de oscuras certidumbres, de noches de insomnio, de palabras al
oído, de frases de consuelo, de silencios entrecortados, de miradas perdidas en
lo que pudo ser y ya no es, de cansancio, de pena. Al mismo tiempo veo alguna
cara de alivio, alguna sonrisa y siento como una pequeña esperanza. Lo percibo así.
Mi nombre suena en los altavoces, me toca.
Al salir, vuelvo a sentarme a esperar el resultado. Estoy
bastante acongojada, no es ninguna broma. El tema puede ser serio. En frente de
mí está sentada una chica joven con muletas, me pregunta la hora y empezamos a
hablar. Tras una mastectomía hace unos años, parece que el bicho continúa su
camino pero aún tiene esperanzas, me dice con una cara cuya mirada comunica lo
contrario. Se le nota, contiene las lágrimas y se pone a escribir en el móvil, los
ojos fijos en el aparato, sola y aislada de la realidad que se apodera de ella.
La supongo entretenida, intentando no pensar.
Un hombre de mediana edad pasa por delante de mí hacia el
baño. Me pide que le vigile la cazadora mientras sale. Al salir me pregunta si
soy médico, algo ha oído antes a una enfermera. Él también lo es, trabaja en un
pueblo cerca de aquí. Ha sido intervenido de un cáncer de vejiga y está
pendiente de iniciar sesiones de radioterapia. Parece que las perspectivas son
buenas.
Me llaman de nuevo. Entro con el susto en el cuerpo. Hace
tiempo que entiendo tantas cosas….
Buenas noticias!!! Mis pechos están bien, también por dentro,
no dejo de tocármelos agradecida. Sin saber lo que hago (o sabiéndolo, no sé),
le doy un abrazo a la doctora y otro a la auxiliar. Salgo de la consulta deseando
abrazar a todo el mundo.
Es genial. Todavía no!!!!
Mientras camino feliz, pienso en mi presente y en mi futuro, planteándome
los proyectos a medio o, mejor, a corto
plazo. Casi ya! Por qué no? Porque SÍ.
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