Lo peor es no dormir.
Admites el silencio, admites el retraso, admites las miradas esquivas, la limitación de movimientos, los horarios restringidos, el tenue escabullirse de varios familiares y algunos amigos. Admites los andares torpes, las babas, los pañales eternos. Admites la tutela sin fecha de caducidad, la vigilancia constante, los sobresaltos. Lo admites todo y sólo persigues un sueño.
El sueño. Dormir un poco. Un sueño.
"Piedad", de Miguel Mena
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