Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



domingo, 26 de febrero de 2017

GRaCiaS a La ViDa...

 
Paula no deja de sorprenderme. Cada día me gusta más… la persona y su forma de entender la vida.

Tendríamos que pasar todos alguna vez por algo semejante para darnos cuenta de lo grande que es ser agradecidos?, de lo importante que es relativizar y quedarnos con lo esencial?, de que lo tenemos todo sólo por el placer de disfrutarlo?, de que somos las piezas fundamentales de este gran puzle que es la vida?

Simplemente gracias

Gracias al Todo, al Universo, a Dios, a la Naturaleza. Cada uno que elija el que quiera, para mí son todos lo mismo.

Gracias por traerme hasta aquí, hasta la enfermedad y su curación. En todo momento he pensado que esto no era nada más que una etapa más que deseaba superar y bajo esa premisa he actuado.

Gracias por toda las cosas que he aprendido con ésta etapa y por las cosas que me quedan por aprender.

Gracias porque poco a poco voy aprendiendo a discernir las cosas que son importantes y las que no. Por aprender a relativizar.

Gracias por toda la gente que he descubierto que me quiere y aprecia, por toda su ayuda y apoyo.  Han sido conocidos, amigos antiguos y amigos nuevos que han surgido en esta nueva etapa. Para nosotros ha sido y sigue siendo muy importante. Para todos ellos mi infinito reconocimiento.

Gracias a mi familia. Cuando te diagnostican una enfermedad grave, no sólo se rompe tu paz interior, sino la de toda la familia. Es necesario replantearse un nuevo plan de acción, siempre sobre la marcha y esto puede llegar a ser muy estresante. Ellos han estado pendientes, sobretodo de nuestros hijos, algo muy importante para mí, quizás lo más importante. De ésta manera hemos conseguido que los niños vivieran la situación de la manera más natural posible, teniendo en cuenta que han estado treinta y cinco días sin verme y sin saber si iba a volver a casa o no.

Gracias a una amiga que me ha llamado “la estrella que más brilla”, porque nunca había recibido un piropo más bonito.

Mil gracias a la vida porque me ha dado una segunda oportunidad. Siento que he cerrado una etapa y que comienzo otra nueva. No sé qué me deparará, lo que sí sé es que se avecinan cambios. ¿Cuáles? Pues tendré que estar atenta a las señales,… el universo me dirá por qué camino he de continuar.


 
Un saludo,
Paula Cruz

 

sábado, 18 de febrero de 2017

GRaNDeS CuiDaDoReS...

 
Seguro que os acordáis de mi amiga Paula. Fue diagnosticada de un Ca. de ovario hace 7 meses y desde entonces ha escrito sobre todo el proceso de enfermedad, cómo lo afronta y cómo lo vive. Y todo eso está recogido en este blog.

Después de haber pasado una mala temporada, por complicaciones de su proceso, Paula vuelve a escribir y estoy encantada de oírla de nuevo.


EL AMOR EN LA ENFERMEDAD

Hoy no voy a hablar de enfermedad, aunque no soy de celebrar el día de los enamorados este año es especial.

Los dos últimos dos meses han sido muy difíciles, he superado dos operaciones, una fuerte peritonitis con importante deterioro de los pulmones, dos días de fallo multiorgánico, pérdida total de la masa muscular por estar encamada y mil pruebas más. Cuarenta días en el hospital, treinta de ellos en la uci, entubada y enganchada a un respirador.

 Ayer volví al hospital a varias revisiones y cuando terminé la última de la mañana, subí a la uci a ver a mis chicas (las enfermeras). Todo fue alegría, abrazos y muchos besos. Ellas encantadas de verme y yo plenamente agradecida por sus cuidados y ánimos durante el mes que estuve allí. Con algunas de ellas he llegado a tener una relación muy especial. Todos, salvo una, me han atendido con todo el cariño y el buen hacer del que eran capaces. Un millón de gracias.

Cuando uno está enfermo, tan importantes son los cuidados médicos como los afectivos y todo cariño es poco. Por eso desde aquí, quiero rendir un homenaje a todos los cuidadores, en especial al mío.

Mi marido ha estado en todo momento a mi lado. Desde los primeros días en los que permanecí sedada hasta los últimos ya en la habitación. Todos los días se hacía trescientos kilómetros para ir a pasar la mañana conmigo y por la tarde volver a casa para estar con nuestros hijos. En todo momento ha tenido esperanza y ha confiado en mí, a pesar de los malos augurios de los médicos que me daban pocas horas de vida. Se sentaba a mi lado y me hablaba, con la esperanza de que yo dormida, le escuchara. Para mí, fue muy duro estar más de un mes sin ver a los niños pero él intentaba hacérmelo más llevadero, me llevaba fotos, por las noches grababa audios mientras mi hijo leía el cuento para que yo lo escuchara, mil y un detalles que me hacían los días más llevaderos.

Por eso hoy, quiero rendir un homenaje a todos los cuidadores, porque son los grandes olvidados. Debemos aprender a valorarlos y a quererlos, porque sin ellos muchos enfermos no sobrevivirían ni dos días. Por favor, cuando vayáis a visitar a un enfermo, preocuparos también por el bienestar del cuidador.

Son la clave de nuestra sanación.
 
Paula Cruz
 
 

jueves, 9 de febrero de 2017

LaS BaLLeNaS...

 
Desde hace tiempo tengo la idea de que los humanos somos muy “ceporros”. Nos marcamos grandes objetivos, grandes metas a largo o imposible plazo que algunos creen que les hacen grandes personas (¿?), buscando a menudo la admiración de los demás. Y así, descuidando el día a día, lo esencial para seguir hacia el horizonte, hacia lo grande,... nos olvidamos del paso a paso. No sabemos ver, miramos pensando en cualquier otra cosa, sin centrarnos en lo que viene a ser la vida, el hoy, … o sea, todo lo que va construyendo ese mañana que anhelamos más que nada, relegando el ahora. Pero si no construimos el hoy, no habrá mañana. Parece una perogrullada, pero es verdad.
 
También sigo pensando que el resto de los seres vivos son más inteligentes, a nivel emocional, que nosotros. Saben, intuyen, ven, disfrutan, utilizan todos los sentidos, no se lamentan continuamente por algo que no tiene remedio y continúan creando, buscando otros caminos y amando a pesar de todo. Cada día es cada día, cada oportunidad es un tren al que suben sin miedo, utilizan la cautela y la intrepidez, el esfuerzo,… lo hacen mucho mejor que nosotros, conocen bien el arte de lo que es vivir el hoy y el ahora, a tope.

A propósito de esto, leí el otro día un artículo de Susana Tamaro que describe perfectamente esta situación nuestra, tan penosa.


Las Ballenas y la Zanahoria

Entre las muchas carencias espirituales que padecemos hoy en día, está esa imposibilidad de saber leer, en la naturaleza que tenemos en torno, una extraordinaria dádiva de gracia que se manifiesta merced a la gratitud de su propia belleza.

Abrumados como estamos ante el impresionante poder de todo lo que está vivo y escapa a nuestro ámbito y a nuestra comprensión, hemos decidido reducir incluso la creación a una ideología rígida. Todos nosotros queremos salvar el planeta (una actitud más que justa), pero en el fondo no sabemos realmente por qué debemos hacerlo.

Me viene a la cabeza, en estos momentos, cierta visita que recibí de una periodista que se encontraba muy involucrada en cuestiones ecologistas. Cuando le enseñé el jardín de mi casa, apenas dejó sin pisotear ninguna de las plantas que en aquel momento estaban naciendo tímidamente. Continuaba hablando con furor y, cuando le advertí: “Cuidado con mis zanahorias!”, ni siquiera bajó la vista ni, por supuesto, se le ocurrió levantar el pie. Con la mirada fija en el horizonte, continuó hablándome, impertérrita, sobre las grandes amenazas que penden sobre las ballenas. ¡Defendía las ballenas al mismo tiempo que aplastaba las zanahorias!

Cuántas veces, absortos en una idea fija, somos incapaces de percibir la realidad que tenemos delante de nuestras narices. La realidad está reclamando nuestra atención de manera constante. Sin embargo, no alcanzamos a escuchar su voz, siempre débil y humilde. Tenemos tantas cosas que hacer que no nos podemos permitir el lujo de perder el tiempo.

Y, sin embargo,… no es acaso el hecho de prestar atención a todo lo que vive, a todo lo que crece a nuestro alrededor, como si fuéramos una madre ansiosa por prestarle cuidados, lo que podría ser la cura de todos nuestros males?

Susana Tamaro