Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



sábado, 26 de marzo de 2011

Etica del cuidar.


Hoy dejo este libro titulado: ETICA DEL CUIDAR: Fundamentos, contextos y problemas. Del autor Francesc Torralba i Roselló.
El objetivo fundamental de este libro es explorar los principios éticos que deben regir la práctica del cuidar en el mundo asistencial. En una primera parte, se investigan los fundamentos de la ética del cuidar y, posteriormente,se analizan los grandes retos del mundo socio-sanitario desde una perspectiva antropológica y ética. En la última parte del libro se exponen algunos problemas básicos en el ejercicio del cuidar siguiendo la reflexión que ya inició el autor en su obra Antropología del cuidar (1998). El libro pretende ser una guía práctica para cuidadores y, por extensión, para todos los profesionales de la salud que tenemos la responsabilidad de cuidar en nuestra sociedad.
Os dejo el prólogo del mismo y espero que os resulte de interés.



Ética del cuidar. Francesc Torralba


Seguimos hablando de ética y cuidado. Hoy Paco, un amigo muy especial que nos sigue y nos apoya desde el principio (GRACIAS), me ha hecho llegar el siguiente artículo titulado: LA ETICA DEL CUIDAR Y LA ATENCIÓN DE ENFERMERÍA de María Gasull Vilella. (Puedes descargarlo en pdf clickando sobre el título del mismo).
Este trabajo analiza la ètica del cuidar y la atención de enfermería. Se describen sus antecedentes y la influencia del femenismo en los cuidados enfermeros. Así mismo, se analiza mediante unas entrevistas en profundidad, la dimensión ética de los cuidados según los modelos de Watson y Roach en un centro hospitalario de nuestro país.
Espero que os resulte igualmente de interés.

miércoles, 23 de marzo de 2011




Unos días después de las IV Jornadas Nacionales de Enfermería en Cuidados Paliativos, Isidro García Salvador, Presidente del Comité Científico de las mismas, nos ha hecho llegar la web con la comunicación oral y póster premiados, conclusiones y las ponencias.
Si pincháis en la foto que acompaña a este post, llegaréis a dicha web y aquí abajo os dejamos un enlace con las conclusiones de dichas Jornadas. Seguro que os resulta de interés.

CONCLUSIONES DE LAS JORNADAS



lunes, 21 de marzo de 2011

Hace unos días visitamos a un paciente un poco especial... no por su historia de enfermedad oncológica, sino por su idiosincrasia personal... era sordomudo.

Por supuesto la limitación en la comunicación fue la clave de la visita, teníamos que hacernos entender y entenderle a él de alguna manera. La suerte que tuvimos fue que era muy, muy expresivo, tanto como un mimo, era un mimo. La vida le había obligado a desarrollar otras cualidades de las cuales los demás carecemos. Fue espectacular. Nunca imaginé las capacidades que tenemos guardadas en el fondo del estante y que sacamos a relucir sólo cuando las necesitamos.

Nos hizo entender a la perfección que tenía dolor, dónde y cómo era ese dolor, cuánto de intenso era, cuando aparecía y qué lo mejoraba. Y le hicimos entender qué queríamos que hiciera, qué le aconsejábamos tomar, cuánto, cuándo y cómo, así como el alcance de su enfermedad (sabía el diagnóstico pero no la progresión), que su dolor se debía al avance y extensión de su cáncer de próstata, que íbamos a intentar controlar sus síntomas y que estaríamos en contacto para ver la evolución y si el dolor disminuía, y que si no, probaríamos otras opciones. Entendimos cómo se sentía en general, nos hizo reír,...

Y lo más curioso... en la residencia lo tenían a base de arroz y dieta porque creían que tenía diarreas (era independiente e iba solo al baño), y nosotras también lo creímos por sus gestos y ruidos,... hasta que nos dimos cuenta de que nos habíamos olvidado de interpretar la última mueca (esa a la que ya no prestas atención porque crees que ya has comprendido el concepto, ese que se adapta a la idea preconcebida que tienes en la mente), una cara final de esfuerzo, con los ojos cerrados y los dientes apretados, y que nos dio la clave de que... iba estreñido.

S. nos enseñó, aparte del arte de saber vivir con las “limitaciones” que te impone la vida, la cantidad de recursos de que disponemos y que no utilizamos y, además, que nunca hay que pre-juzgar, pre-interpretar, pre-concebir, pre-ocuparse (bueno, pero poco), pre- vivir.

La vida es una sucesión de momentos que merecen ser vividos de uno en uno.

martes, 15 de marzo de 2011

... de como recuperar lo que más duele perder: La DiGNiDaD.





Pepa Costa Mulet presentaba el 21 de junio de 2010 su libro "La carcajada al cáncer", en el salón de actos del Hospital de Dénia. En su obra, Pepa relata el testimonio de una mujer que llevó 15 años luchando contra esa enfermedad con humor e ironía, y que ejerció como secretaria de la Asociación de Apoyo al Paciente Carena.
Pepa falleció el 11 de diciembre de 2010.





El mismo día de la presentación del libro le hicieron una entrevista que os acerco a continuación:

¿Cuál es el objetivo de este libro?
Recobrar mi dignidad, que como digo en mi librito: 'Es lo primero que pierdes cuando entras en el mundo de "enfermo, canceroso, paciente"'.

¿Para qué le ha servido personalmente?
Para divertirme. Para reírme de mí y de todo lo que conlleva el largo camino del "enfermo, canceroso, paciente".

¿Qué intenta trasmitir a sus lectores?
No pretendo trasmitir nada, solamente me remito a contar mi larga experiencia y lo que he visto, sentido, llorado. Como digo en mi librito: "Cada uno/una es el maestro/a de sí mismo".

¿Qué papel juega la risa en la convalecencia de una enfermedad?
La risa para mí es un instrumento terapéutico, devuelve la dignidad, la autoestima y te permite ser persona antes que enfermo.
Pero no solo en convalecencia, es buena en todos los procesos de la enfermedad. Y como he dicho antes: 'cada uno es su maestro y lo principal es escucharse y hacer, en cada momento, lo que se siente: llorar, reír, deprimirse, angustiarse'. Se tiene todo el derecho del mundo a sentirse como se sienten, y sobre todo no hay culpa. Es la enfermedad y no el enfermo el culpable.

¿Qué consejo daría a alguien que acaba de saber que tiene cáncer?
Yo no doy consejos, simplemente le escucharía y intentaría trasmitirle que no está solo/a.

¿Por qué decidió fundar la asociación CARENA?
Para cubrir un vacío en tratamiento global de cáncer.
Ante un diagnóstico de una enfermedad grave, la medicina ofrece una serie de tratamientos que son necesarios para una buen evolución de la enfermedad. Pero la parte psíquica, en la mayoría de los casos, sufre una gran conmoción y necesita un apoyo que consideramos tan necesarios como lo anterior. Si nuestra mente y nuestras emociones influyen en nuestro cuerpo, cuanto más trabajemos estos aspectos, más recursos tendremos para contribuir de una manera activa y responsable en nuestra calidad de vida y en la mejora de la enfermedad.


Este libro que nos regaló Isidro (GRACIAS!!!) el otro día en las Jornadas de Valencia me lo leí en una horita... pero mientras lo leía hubo frases que me llegaron a impactar, creo que este pequeño-gran libro debería ser lectura obligada desde la universidad, a todos los que nos dedicamos a los cuidados (médicos, enfermeros, auxiliares...) y estamos en contacto directo con pacientes y familias. Nos deberíamos replantear cómo nos relacionamos con nuestros pacientes, cómo nos comportaríamos si fuésemos nosotros los que estamos al otro lado de la cama... y sobre todo el motivo de por qué dice Pepa que la "DIGNIDAD es lo primero que se pierde cuando se entra en el mundo enfermo-canceroso-paciente." Pepa en cada una de sus frases nos invita desde la ironía y el humor a una obligada reflexión.


La edición del libro La Carcajada al cáncer, de Pepa Costa Mulet, corre a cargo de CARENA, Asociación de soporte a enfermos de cáncer y otras enfermedades graves, de la que Pepa fue cofundadora. Desde el siguiente link (incluído también en la columna de enlaces de interés de este blog) podréis llegar a la web de CARENA: Asociación CARENA


Del Prólogo de La carcajada al cáncer:
Quiero que mi libro sirva para recuperar lo que más nos duele perder cuando ingresamos en el club de los “pacientes, enfermos, cancerosos”: la dignidad. No sé por qué la tienes que dejar en la puerta de cualquier consulta como dejas los objetos metálicos para hacerte una radiografía. ¿Será que interfiere en los tratamientos?
La única manera que se me ocurre para recuperar LA DIGNIDAD es el humor, la ironía, la risa. Sólo gracias a ellos he podido sentirme persona antes que enferma, adulta antes que niña, inteligente antes que tonta.
Quiero contar mi experiencia por si sirve para algo y, sobre todo, por si le sirve a alguien, pero desde este enfoque. No quiero denunciar, ni criticar (que podría), sólo pretendo que mediante la risa todos los “cancerosos” nos reconozcamos, nos identifiquemos, y seamos capaces de plantarle cara a ese invitado indeseado que tenemos acomodado en nuestro sofá.
Y si alguien piensa que esto es frívolo, le diré que mi cuota de lágrimas, ansiedad y sufrimiento la he pagado con creces para esta vida y para tres o cuatro más.

lunes, 14 de marzo de 2011

Pocas veces he oído hablar tan clara y serenamente de la muerte. Fue en un domicilio donde estuvimos la semana pasada.

Hablaban madre e hija en un tono bajito, casi al oído, mirándose a los ojos, las manos cogidas, las lágrimas generosas por las mejillas y los labios, el ambiente en calma, conmovido. Era como si el tiempo se hubiera detenido, el color anaranjado de la estancia, las motas de polvo suspendidas en el haz de luz que entraba por la ventana, la cocina sin recoger, las brasas chisporroteando en la chimenea, silenciosas tras el cristal, los libros quietos en la estantería, nosotras sin apenas respirar, para ocupar menos espacio,... todo dispuesto y atento, ya que en ese preciso instante la muerte se estaba presentando, estaba llegando paso a paso a ese pequeño espacio tan lleno de vida todavía.

Lo que una vez disfrutamos, nunca lo perdemos.
Todo lo que amamos profundamente

se convierte en parte de nosotros mismos.
H. Keller

sábado, 12 de marzo de 2011

Porque es bueno... contarlo.

Patricia Kolesnicov, periodista del periódico Clarín, narró en un libro su experiencia tras serle diagnosticado un cáncer de mama.

"Una tarde en abril o mayo de 1999, mientras me bañaba, me toqué un bultito en la teta derecha. No pensé nada, no me asusté pero saqué turno con una ginecóloga.
Mamografía, otra mamografía. "Controlemos en seis meses", me propuso la doctora. "Operemos ahora", pedí yo, más por tomarme unos días de descanso que por pensar que mi vida corría peligro.

Mal: mi vida corría peligro. Para hacerla corta, todo terminó con quimioterapia, rayos, tratamientos alternativos con brujos de todas las tribus, terminó conmigo pelada, quemada por los rayos, lastimada, flaquísima, sometida a una dieta vegetariana de lo más sui generis, dictada por unos "médicos" paraguayos que decían traer una pócima desde Asunción y me atendían en un lugar decorado con fotos de Gandhi, un Jesús con muchos rayos y mapas de reflexología.

Hice todo: lo formal, lo informal y psicoanálisis. Tuve una bronca loca, estuve rodeada de amor, cuidada, soportada, mimada.

Y me curé.

Cuando todavía estaba en quimio, conté la experiencia en una larga nota en la revista Latido, ilustrada con mi cabeza pelada, de frente y de espaldas. Y en 2002 escribí el libro "Biografía de mi cáncer", que sacó Sudamericana.

No es un libro de autoayuda. Es un relato. No son consejos, es una experiencia, mi experiencia, sin Dios y con mucho amor humano (de mi compañera, de sus hijos, de mi familia, de mis amigos) y con la convicción de que debía pensarlo todo, mirar al cáncer de frente para que no me agarrara por la espalda, de que no iba a matar el miedo con la indiferencia y de que por una vez no tenía que rendir cuentas a nadie más que a mí misma.

El libro es, también, el recorrido por la burocracia médica, por las mil ofertas mágicas que te ofrecen por todos lados, por el trabajo de estar enfermo, por mi cinismo, por la repulsión y la atracción de los demás ante mi pelada. Y por la alegría de la recuperación. Por la celebración del primer milímetro de ceja. Por la recuperación (¡exitosa!) de los kilos. Por la negativa pragramática a aprender algo del dolor y de la enfermedad.

Me lo pidieron muchas veces, hacía rato que era difícil de encontrar. Hace poco recuperé los derechos y me pareció que por qué no, por qué no simplemente ofrecerlo y mantenerlo vivo. Eso: ahí va, para que viva."

viernes, 11 de marzo de 2011

... de vuelta

Acabamos de regresar de las IV Jornadas de Enfermería de Cuidados Paliativos celebradas en Valencia. Han sido dos días estupendos para reencontrarnos con antiguos compañer@s, conocer a gente estupenda con la que hemos compartido experiencias y también... muchas risas.
Gracias Isidro... tal y como te he dicho, ha sido un verdadero gusto conocerte. Gracias por tu acogida y por tus piropos a estas "Carreteras Secundarias" y gracias por verlo de interés para la web de la  AECPAL . A partir de hoy mismo incluyo a la web en la columna de "enlaces de interés" a aquí al lado.

A partir de hoy iremos incluyendo algunas de las cosas interesantes que se han ido diciendo en estas jornadas.
Para empezar algo que se ha comentado esta mañana en una de las mesas, dejo aquí la noticia extraída de la web del Hospital Virgen del Rocío:


La práctica enfermera para los cuidados de heridas tumorales en el Hospital Virgen del Rocío y el Distrito Sevilla se convierte en modelo internacional.

La guía Nursing Interventions Classification, editada en diez idiomas, acepta la intervención propuesta por las profesionales andaluzas para minimizar el impacto de las úlceras en enfermos paliativos
25/02/2011
Una nueva intervención de la enfermería andaluza ha sido aceptada por el Nursing Interventions Classification (NIC), la taxonomía de referencia para estos profesionales a nivel mundial. En esta ocasión, un equipo de enfermeras del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Mercedes Barroso Vázquez, Ana Eva Granados Matute, Mª Rosario Jiménez León, Isabel Mª Romero Sánchez y Montserrat Cordero Ponce) y del Distrito Sevilla de Atención Primaria (Ángela Cejudo López) ha sido el responsable de proponer una práctica que hasta ahora no estaba descrita científicamente en relación a los cuidados que precisan las heridas que no cicatrizan: wound nonhealing.

La incidencia de las heridas tumorales o que no cicatrizan es del 5 al 10% en pacientes terminales. Aparecen como resultado de la infiltración y proliferación de células tumorales en la piel y su evolución natural es el aumento de tamaño, necrosis (muerte del tejido), ulceración (lesión abierta de la piel) y formación de fístulas (comunicación anormal entre tejidos). Llegan a ser muy dolorosas y pueden tener complicaciones muy graves para el paciente. Asimismo, conllevan repercusiones físicas, psicológicas y sociales para el enfermo y su familia.

Su tratamiento, por tanto, difiere del consensuado para otro tipo de lesiones cutáneas. "El objetivo fundamental de los cuidados enfermeros va encaminado a mejorar la calidad de vida del paciente afectado, aliviando los síntomas y signos, evitando las posibles complicaciones que puedan aparecer", han expresado las autoras de la intervención aceptada por la NIC. Tras un trabajo de dos años de revisión bibliográfica y con la mejor evidencia disponible, el equipo sevillano propuso esta nueva intervención, que permitirá reducir la variabilidad de los cuidados en este campo.

Será en la sexta edición de este prestigioso manual cuando se incluya. Recordar que dicha edición también ha aceptado la intervención propuesta por otro equipo de enfermería del Hospital Universitario Virgen del Rocío para la infusión de progenitores hematopoyéticos en el trasplante de médula. "Este reconocimiento es muy importante para nosotras, ya que se traduce como un avance internacional que favorece la enfermería andaluza y española, reflejo de nuestros esfuerzos continuos para mejorar la atención que los pacientes reciben, pero que también benefician a nuestra profesión, con la estandarización de un lenguaje unificado que nos permita avanzar en calidad y seguridad", apostillan.



viernes, 4 de marzo de 2011

Hoy rescato este artículo de Juan Carlos Trallero, publicado en La Vanguardia el año pasado. 

Cuando aceptar la “derrota” es ganar

“España no es un buen lugar para morirse”, decía M.Sahuquillo en El País hace unos dos meses, tras analizar un notable informe realizado por The Economist. Dicho informe, que medía el índice de calidad de muerte en base a diversos parámetros, evidenciaba que España no salía bien parada en un hipotético ranking.
Posiblemente, el informe no hace justicia al esfuerzo que se ha efectuado en los últimos años a nivel estatal para potenciar un servicio (los cuidados paliativos) aún demasiado heterogéneo en cuanto a accesibilidad y grado de soporte, y por tanto poco equitativo. Pero sí evidencia lo mucho que nos queda aún por recorrer.
Al margen de las dificultades desde el punto de vista de recursos, que competen a la Administración, sorprende la reticencia y la resistencia que seguimos encontrando a muchos niveles. Puede entenderse que a nivel social las trabas de orden cultural y antropológico requieran aún de muchos años para que la actitud de las familias sea otra, y el proceso de atención a la fase final de la vida entre en otro orden.
Pero se entiende menos que a nivel de instituciones o entidades, de foros de opinión, o de profesionales de la salud, persista una asombrosa presencia de ignorancia, de incomprensión, cuando no de menosprecio, hacia el trabajo realizado por los paliativistas.

Diálogo y atención al paciente:
Llevamos años clamando desde las cabeceras de las camas de los pacientes que se pueden hacer las cosas de otro modo, que las personas enfermas y quienes sufren con ellas necesitan y demandan otro tipo de atención, que el enfermo no es un campo de batalla en el que el médico mantiene su cruzada frente a la enfermedad y la muerte, y que aceptar la “derrota” y acompañar durante la misma puede ser un tratamiento tanto o más importante que seguir peleando por lo imposible.
¿Cuándo se entenderá que el acercamiento honesto, el diálogo adaptado al paciente, el interés por lo que realmente desea, es un valor esencial e irrenunciable en la medicina?
¿Cuándo se entenderá que las familias, lo que más agradecen al final, es haberse sentido arropadas y acompañadas?
¿Cuándo se entenderá que lograr que en un centro hospitalario los pacientes mueran en buenas condiciones y atendidos por profesionales entrenados debe ser un objetivo a conseguir y motivo de orgullo y de liderazgo?
¿Cuándo se entenderá que los Cuidados Paliativos no se limitan a los últimos días/horas de vida, sino que deben empezar mucho antes, y que complementan perfectamente el valioso trabajo desarrollado por los oncólogos u otros especialistas, sin entrar en “competencia” con ellos?
Un último apunte. Los paliativistas hemos tenido siempre la sensación de que nuestros pacientes, al ser bien cuidados, con buen control de síntomas (incluyendo el dolor), y al recibir soporte emocional, mejoran su calidad de vida, e incluso viven más, con sorprendentes estabilizaciones de sus procesos finales. Pues esta percepción empieza a tener su refrendo científico, y en una prestigiosa revista médica (New England Journal of Medicine) un artículo demuestra que en el grupo estudiado los pacientes que recibieron C.P. de forma precoz no sólo mejoraron su calidad de vida y su estado de ánimo, sino que aumentaron la supervivencia.
O sea, no sólo somos mucho más “baratos” que la atención hospitalaria convencional (eso ya está archidemostrado), sino que además empieza a ser evidencia científica (y no sólo empírica) que nuestros pacientes están mejor con nosotros que sin nosotros.
Quien tenga oídos para oír, que oiga. Los pacientes, es decir, potencialmente todos los ciudadanos, serán los grandes beneficiados.

jueves, 3 de marzo de 2011

... y de noche

Hoy es de esas noches, en las que te das cuenta que en cualquier momento la vida te puede dar un revés y te pone frente a frente con los momentos duros con los que te enfrentas a diario.
Nunca se nos pasa por la cabeza, que un buen día... sin previo aviso... puedes estar "al otro lado de la cama" y convertirte en paciente, en espos@ de paciente, en hij@ de paciente... y en ese momento te das cuenta que ahora te toca a ti, que tienes que rescatar de tu maletín las frases, las palabras, los recursos... con los que día a día trabajas y facilitas a los pacientes y a las familias. Te das cuenta de la importancia de los silencios necesarios, valoras el abrazo de un amigo, te das cuenta que llorar es necesario para seguir hacia delante... que es mejor compartir el llanto que callarse... el silencio, al igual que las lágrimas hablan a gritos.
Qué decir!!!, tengo miedo de flaquear, de asustarme y huir... tengo miedo de tener miedo y que éste me paralice.
Me cuesta hasta coger aire... y sentir que me llega a los pulmones.
Este es uno de los momentos más duros de mi vida personal... y el más difícil de mi vida profesional.
Sirva este post de "vómito" necesario en una noche en la que el silencio es un buen compañero y el sonido de mis dedos sobre las teclas se convierten en una "música" necesaria para calmar la tristeza.

martes, 1 de marzo de 2011

CuiDaNDo... y ViVieNDo

Esta mañana una cuidadora se nos quejaba de que no podía más....

Hasta dónde puede uno llegar? Alguien lo sabe?
Hasta allí y mucho más aún.

D. está cuidando día y noche a un matrimonio de personas mayores. Ella padece una demencia tipo Alzheimer desde hace varios años que la lleva a deambular por el pasillo para abrir la puerta al cartero, a entrar en la cocina y, al tiempo que enciende el microondas, pensar que le prepara un zumo; sin rumbo fijo y sin terminar lo que inicia, no deja de estar pendiente de él hasta el más mínimo detalle, como siempre lo ha hecho. Repite las mismas frases una y otra vez y, por el rabillo del ojo, no deja de mirar a la cuidadora por la que siente unos terribles celos.

Cada pareja, lo sabemos, tiene sus códigos de conducta, sus dinámicas aprendidas con los años, sus acoples, sus puntos de encaje, sus pasos adelante y atrás, sus momentos de quietud, sus crisis, sus idas y venidas, sus....

Él ha sido un hombre de negocios que ha manejado dinero y relaciones sociales, y que durante los últimos años, al iniciar su mujer sus coqueteos con la enfermedad que te va difuminando poco a poco, se ha dedicado a cuidarla, a no dejarla sola, a cocinar, a limpiar, a acompañarla a todas partes, a estar... y ahora que la enfermedad de Parkinson le tiene sujeto a una silla de ruedas y al brazo de su cuidadora, al que se aferra mientras sonríe, se da cuenta, nos dice, de lo importante que ha sido ella en su vida, de lo satisfecho que está de lo que han vivido, de que “claro que a veces pierdo la paciencia, pero al momento me arrepiento porque sé que qué más querría ella que hacer lo que no hace y no ser la que es. Si pudiera recuperarla, traerla de vuelta de la isla de los olvidados en la que se va perdiendo sin remedio....”.

Pareciera que enfrentarse a determinadas situaciones le hacen a uno poeta.

Recomendamos a D., la cuidadora, que descanse, que salga a tomar el aire de vez en cuando, que se gratifique, que se mime, que busque compensaciones fuera, y que se dé cuenta de que, ahora, las normas no deben ser demasiado estrictas y que hay que adaptarse en gran medida a ellos y no al revés, que debe asumir ciertos riesgos y que los hijos deben aceptarlos también, que no sea susceptible y no se tome en serio ciertas actitudes que, aunque le cueste creerlo, no surgen ofensivas, que se ría siempre que pueda y que, de verdad, aunque sabemos que no es fácil hacer lo que hace, es bueno cambiar la actitud y sacar lo gratificante, lo positivo,... que lo intente... y si no puede, que lo deje. No será menos que nadie por eso. Que haga lo que mejor le siente a ella.