Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



domingo, 30 de abril de 2017

aRRiBa Y aBaJo...

 
Desde aquí arriba, la mirada se pierde en el horizonte. Puedo ver cómo la naturaleza fluye a mi alrededor, cómo el sol se refleja sobre la superficie salada de la laguna, desprendiendo miles de destellos plateados. Todo es quietud, la naturaleza no sabe de prisas.
 
Desde aquí arriba, puedo vislumbrar mi vida. Pasado, presente y futuro, este ayer incierto y el hoy mucho más cierto.

Puedo observar mi cuerpo, antes joven y terso. Otrora maduro. Ver todas aquellas huellas que el paso del tiempo ha ido dejando y que conforman mi historia.

Puedo sentir cómo por mis venas corre la quimio, junto con la fiebre, las náuseas, los dolores y los desesperos.
 
Ahí abajo puedo ver cómo transcurre la vida. Cómo mis hijos juegan felices, sonrientes, completamente ajenos al desasosiego que me inunda. 

Sus risas se confunden con el murmullo del viento, con los cantos de las  aves que sobrevuelan la laguna. Junto con ellos la brisa arrastra hasta aquí, aromas de tierra y pinos. El olor del campo.

Desde aquí arriba la vida se me antoja corta, dura e intensa. Se me presenta de múltiples colores, olores y sabores por descubrir. 

Momentos cortos o largos que conforman nuestra cotidianeidad. Recuerdos que nos alimentan por dentro y nutren nuestra memoria. Instantes que nos traen felicidad y nos ayudan a tomar impulso para conformar nuestros días.

Desde aquí arriba he descubierto un lugar privilegiado, donde el tiempo y el espacio se funden, nada condiciona ya mi posición, estoy tranquila. He aprendido a mantenerme firme y viva.


La enfermedad me colocó aquí arriba y desde aquí continuaré observando.

Desde aquí arriba, la vida se me antoja puro amor, para dar y tomar.
 
Porque todos somos merecedores de ello.


 
Como final, os confieso que escribo desde abajo, porque aún no puedo subir las escaleras.

Un beso.


Paula Cruz
 



viernes, 21 de abril de 2017

eL FiNaL DeL TúNeL...

Y mi querida Paula continúa......
 

Ayer lunes 17 de Abril, me tocó volver al hospital. Tuve tres consultas, la analítica de rigor y las 6 horas de tratamiento de quimio. Un día agotador, como todos los que nos toca ir. El hospital está a 150 km de casa, por lo que tenemos que madrugar y después  volvemos más tarde. Pero ya sabemos que esa es nuestra rutina desde hace meses.

Pero ayer no fue un día cualquiera.

Cuando llegamos a la consulta de oncología, nos sentamos en la sala de espera. Al rato, me llamó el doctor y pasamos al despacho, allí me esperaba de pie, me recibió con una sonrisa y me dio dos besos. Nos sentamos los tres y me preguntó cómo me había ido el ciclo anterior, yo le conté todo lo que me había ocurrido y dolido. Posteriormente y tras revisar las últimas pruebas me comentó que si el resultado del TAC que me prescribía era satisfactorio, la de ayer sería mi última sesión de quimioterapia.


Nos despedimos con otros dos besos y un gracias.

 Que fuera mi última sesión era precisamente mi idea. Una idea que llevaba visualizando desde hacía tiempo y aunque los demás me decían que no fuese con ninguna idea fija, que el doctor haría lo que creyera conveniente, yo en mi interior seguía pensando lo mismo.

Así pues, si salgo "guapa" en el TAC, habré conseguido pasar la primera fase contra todo pronóstico médico. He invertido en ello nueve meses desde que me diagnosticaron el cáncer, con cuatro intervenciones quirúrgicas de por medio y una grave peritonitis. Pero me propuse salir y, con la ayuda de la medicina y de mi trabajo mental, lo he conseguido.

 
Parece mentira, pero pasito a pasito voy dando pasos de gigante.

 
A todos aquellos que me dicen que estoy teniendo suerte, yo les digo que la suerte no existe, existen la medicina y nuestro trabajo interior. Que hay que creer en nosotros mismos y en las cosas que queremos,... creer en los milagros porque, si nos lo proponemos, somos capaces de crearlos.

Salud para todos.



                                                                                       Paula Cruz Gutiérrez.



miércoles, 12 de abril de 2017

PoRQue Sí...


Estoy sentada en la sala de espera del hospital, pendiente de hacerme una mamografía de control.

Desde hace un tiempo, a medida que me acerco a cualquier hospital, un nudo se va haciendo cada vez más grande dentro de mí. Siento angustia, el sufrimiento de los que rondan el edificio, de los que esperan, se me encarama desde las piernas hasta el alma. Me empapo de miedo e incertidumbre, de oscuras certidumbres, de noches de insomnio, de palabras al oído, de frases de consuelo, de silencios entrecortados, de miradas perdidas en lo que pudo ser y ya no es, de cansancio, de pena. Al mismo tiempo veo alguna cara de alivio, alguna sonrisa y siento como una pequeña esperanza. Lo percibo así.

Mi nombre suena en los altavoces, me toca.

Al salir, vuelvo a sentarme a esperar el resultado. Estoy bastante acongojada, no es ninguna broma. El tema puede ser serio. En frente de mí está sentada una chica joven con muletas, me pregunta la hora y empezamos a hablar. Tras una mastectomía hace unos años, parece que el bicho continúa su camino pero aún tiene esperanzas, me dice con una cara cuya mirada comunica lo contrario. Se le nota, contiene las lágrimas y se pone a escribir en el móvil, los ojos fijos en el aparato, sola y aislada de la realidad que se apodera de ella. La supongo entretenida, intentando no pensar.

Un hombre de mediana edad pasa por delante de mí hacia el baño. Me pide que le vigile la cazadora mientras sale. Al salir me pregunta si soy médico, algo ha oído antes a una enfermera. Él también lo es, trabaja en un pueblo cerca de aquí. Ha sido intervenido de un cáncer de vejiga y está pendiente de iniciar sesiones de radioterapia. Parece que las perspectivas son buenas.

Me llaman de nuevo. Entro con el susto en el cuerpo. Hace tiempo que entiendo tantas cosas….

Buenas noticias!!! Mis pechos están bien, también por dentro, no dejo de tocármelos agradecida. Sin saber lo que hago (o sabiéndolo, no sé), le doy un abrazo a la doctora y otro a la auxiliar. Salgo de la consulta deseando abrazar a todo el mundo.

Es genial. Todavía no!!!!

Mientras camino feliz, pienso en mi presente y en mi futuro, planteándome  los proyectos a medio o, mejor, a corto plazo. Casi ya! Por qué no? Porque SÍ.
 
 
 

martes, 11 de abril de 2017

aYuDaS... SoCiaLeS???


Una ayuda a domicilio que se hizo esperar… y nunca llegó.

Marzo 2009: se presenta ante los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Zaragoza un matrimonio de 79 y 71 años, ella con una minusvalía del 81%, para solicitar la teleasistencia y una ayuda semanal en las tareas domésticas. Dicha teleasistencia es otorgada, pasando a una lista de espera en el tema de la asistencia a domicilio (lógico).

Marzo 2011: El matrimonio vuelve a Servicios Sociales para conocer el estado de la dichosa lista de espera, a lo cual el resuelto funcionario les comenta que no se puede hacer más que esperar: dos años de espera.

Marzo 2016: el Trabajador Social del Centro de Salud toma cartas en el asunto y apela a los Servicios Sociales para interesarse por la situación de dicho matrimonio.

Mayo 2016: por fin los Servicios Sociales se ponen en contacto con el matrimonio  para comunicarles que su solicitud ha sido concedida, y que ahora pasaran a otra lista de espera hasta que pueda ser llevada a efecto (tres meses, según el resuelto funcionario).

Octubre 2016: pues va a ser que los tres meses ya son seis y sin ninguna repuesta por parte de los Servicios Sociales.

Enero 2017: cuando llamen para conceder por fin la ayuda, habrá que cambiar la dirección de la vivienda del matrimonio. Del barrio de Delicias se han trasladado al cementerio de Torrero. Quizás allí puedan pasar Servicios Sociales a prestar la ayuda a domicilio.

 
José Javier Seguer Rubio