Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



domingo, 3 de mayo de 2015

oRo PuRo...


A todos nos gusta que, de vez en cuando, nos den una palmadita en el hombro. Nos ayuda a intentar hacerlo mejor y a dar más todavía.

Poniendo en orden algunos papeles me he dado de bruces con ese gran tesoro que son las cartas de agradecimiento. Para mí son joyas, oro puro, y las conservo casi todas. Las del pueblo cuando era médica de cabecera (así se llamaban en mi época los médicos de familia), eran pequeñas notas que solían acompañar a unas verduras, a un conejo muerto o a algún pedazo del cerdo tras la matanza; las pocas y muy valiosas cuando hacía guardias brutales en urgencias hospitalarias, que se acompañaban de la tarjeta del atendido o de su familia y algún presente y las de cuando pasaba planta en el hospital, que se alternaban con cajas de bombones o plantas.

Pero la que escribe el familiar de un paciente en el que desde que lo viste la primera vez ha sucedido lo previsto, que no has cubierto otras expectativas que no fueran paliar, aliviar, ayudar… que no has curado, que no has dado pie a más esperanzas, que finalmente ha fallecido como estaba previsto desde el inicio, y que después de todo el doloroso proceso el familiar tenga el coraje de escribir una carta para agradecértelo,… esas… esas no tienen precio. Cuando me tocó a mí, no fui capaz de ir más lejos que las palabras.

Os dejo una de esas que llegan al alma y más allá.
 
A mi madre le diagnosticaron un carcinosarcoma de endometrio hace un par de años. Fue operada y recibió los tratamientos que hicieron falta y que le permitieron disfrutar de su vida y de su familia con normalidad. Siempre contamos con equipos de médicos, enfermeras y auxiliares maravillosos, que hicieron su trabajo con eficacia, pero también con ternura y cariño, lo que hacía más llevadera esta cruel enfermedad.

Hasta que un día el cáncer pudo más que la medicina y recibimos desolados la noticia de que ya no se podía hacer nada más. ¿! Nada!? La propia oncóloga nos puso en contacto con el ESAD, Equipo de Soporte y Atención Domiciliaria, que nos correspondía. Desconocíamos por completo este servicio, pero por suerte, antes de que empezaran los insoportables dolores del cáncer terminal, aparecieron P.. y B.. en nuestra casa como dos “Angeles de la Guarda”. Teóricamente su función era poner los medios médicos para evitar el sufrimiento, pero ellas hicieron mucho, muchísimo más. Nos explicaron, con delicadeza pero sin dramas que le quedaban apenas dos semanas. Nos enseñaron a ponerle la medicación según fuera necesitando, pero también nos ayudaron a disfrutar de ella, y a ella de lo que le quedaba de vida. Nos dieron las pautas para saber llevar una situación extremadamente difícil, y así acompañarla en sus últimos días, apreciando cada gesto, cada sonrisa, cada abrazo sabiendo que quizá fuera el último.
Nos enseñaron a valorar lo que realmente merece la pena en esta vida, las personas. Por desgracia mi madre no era su única paciente así que nos visitaban una o dos veces por semana, pero cada mañana al despertar preguntaba ¿vendrán hoy las chicas?. Era tan reconfortante su visita!! Para ella y para nosotros, pues solo con sus palabras de aliento y de ánimo nos daban la fuerza necesaria para afrontar con entereza la situación. Mi madre nos dejó. Las dos semanas se convirtieron en siete. Siete semanas en las que gracias a P.. y a B.. hubo más amor que dolor.

En esta época en que todo tiene un precio, y sobre todo ahora que es tiempo de recortes y ahorro, hemos descubierto que hay cosas que no se pueden pagar con dinero. La excelente labor, con responsabilidad y total vocación de P.. y B.. nos ha ayudado a creer en las personas. Gracias por vuestro extraordinario trabajo como médico y enfermera, pero gracias sobre todo por ser maravillosas personas que a pesar de convivir cada día con el dolor del alma, hicisteis más llevadera nuestra agonía y siempre con una sonrisa. GRACIAS!!

B. Q. S

 

3 comentarios:

Matute dijo...

Has conseguido de nuevo que vuelvan a deslizarse las lágrimas por mis mejillas, muchos besos!!!

Antonio R. dijo...


Guarda estas letras como un tesoro que puedas descubrir una y otra vez cuando tengas el ánimo bajo ó siempre que dudes de si tu trabajo merece la pena ó cuando te cueste encontrarle el sentido a algunas experiencias. Sois extraordinariamente alentadoras cada vez que compartis estas emociones con los demás. Besazos

roxan dijo...

precioso desde que recuerdo con 7 años era lo que quería hacer en la vida