Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

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miércoles, 4 de septiembre de 2019

eS TaN FáCiL...



Es alta, bastante, y guapa, muy guapa, aunque no llegue a pesar ni 50 kilos. Tiene la expresión de susto todavía en la cara, sus ojos nos miran inquietos pendientes de lo que podamos desvelar, atentos a cualquier gesto, interpretando el lenguaje de las miradas y la postura.

No para de moverse por la habitación, parece que levitara sobre el suelo. Y de hecho lo hace. Diez meses antes su ex marido la dio por muerta tras intentar estrangularla, por suerte (entonces lo pensaba, ahora no sabe qué pensar) sobrevivió. Poco después él se suicidaba tirándose por una ventana, aún puede verse el manchurrón en la acera. Su hijo de doce años vivió todo desde la habitación de al lado, sin atreverse a dar un paso.

Tres meses más tarde a ella le diagnosticaron un cáncer de colon en estadio avanzado. “Cómo es la vida… dice su madre, detrás de la cara viene el revés!!

Se ha hecho un rinconcito en la terraza en el que lee y cose. Nos muestra los últimos diseños que ha cosido para ella, vestidos que ya le vienen grandes… y que aún lo serán más cada día. Y lo sabe.

“Aún espero un milagroy si no?. Si no… no quiero pensarlo, no quiero sacar la cabeza de debajo de la piedra”. Las lágrimas se quedan en el borde. Sus ojos grandes. Silencio y dolor. Su  madre callada, la mira. Más dolor.

A pesar del tiempo trabajado y de las experiencias acumuladas, a pesar de lo andado, de lo guardado y de lo vomitado, a pesar de la vida y de la muerte aún hay historias que te arañan la piel, que dejan herida. Aun siendo un privilegio vivir, y digo vivir, la fina línea que separa la vida de la muerte tan de cerca, entrar en la biografía más personal, intentar no romper, no quebrar los momentos, caminar de puntillas por ese terreno resbaladizo y tierno de las emociones, a veces la piel se quiebra. Porque lo más íntimo entra a formar parte de ti, es un regalo que te dejan en las manos para que lo cuides y no se desparrame. En cierto modo eres responsable, te comprometes. Y debes cumplir.

Nos mira y dice, casi en un susurro: No quiero dormirme… me da miedo no volver a despertar”.

Cuando salimos a la calle respiramos profundo, el aire es fresco y nos alivia. Pienso, es tan fácil morirse… y es tan fácil ViViR.





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