"Le pregunté si sentía lástima por si mismo.
- A veces, por la mañana. Es cuando más me lamento. Me palpo el cuerpo, muevo los dedos y las manos, en la medida en que todavía puedo moverlos, y lamento lo que he perdido. Lamento el modo lento e insidioso en que me estoy muriendo. Pero, a continuación, dejo de lamentarme. Me permito un buen llanto si lo necesito, pero después me concentro en todas las cosas buenas que me quedan en la vida. En las personas que vienen a verme, en las anécdotas que voy a oír, en tí si es martes,....Esa es toda la autocompasión que me concedo. Una poca por las mañanas, algunas lágrimas, y eso es todo. Es horrible ver que mi cuerpo se va consumiendo lentamente hasta quedarse en nada. Pero también es maravilloso, por todo el tiempo de que dispongo para despedirme. No todos tienen tanta suerte...
De verdad había dicho suerte?...
- Todo el mundo sabe que se va a morir, pero nadie se lo cree. Si nos lo creyéramos, haríamos las cosas de otra manera.
Entonces, nos engañamos acerca de la muerte?
- Si. Pero existe un planteamiento mejor. El de saber que te vas a morir y estar preparado en cualquier momento. Así puedes llegar a estar verdaderamente más comprometido con tu vida mientras vives.
Cómo puede uno estar preparado para morir?
- Haz lo que hacen los budistas. Haz que todos los días se te pose en el hombro un pajarito al que preguntes: "es éste el día en que voy a morir?, estoy preparado?, estoy haciendo todo lo que quiero hacer?, estoy siendo la persona que quiero ser?".... Cuando aprendes a morir, aprendes a vivir."
Martes con mi viejo profesor
Mitch Albom
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