Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

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domingo, 27 de agosto de 2017

SiN aPuRo...

 
En esos últimos días de su madre, Lucía comprendió que la muerte no era un final, no era ausencia de vida, sino una poderosa ola oceánica, agua fresca y luminosa, que se la llevaba a otra dimensión. Lena se iba desprendiendo de la tierra firme y se iba dejando llevar por la ola, libre de ancla y de la fuerza de gravedad, liviana, pez translúcido impulsado por la corriente.

Lucía dejó de luchar contra lo inminente y descansó. Sentada junto a su madre respiraba a conciencia, lentamente, y le iba invadiendo una inmensa quietud, un deseo de irse con ella, dejarse arrastrar y disolverse en el océano. Por primera vez sentía su propia alma como una luz incandescente por dentro, sosteniéndola, una luz eterna e invulnerable a los afanes de la existencia. Encontró un punto de calma absoluta en el centro de sí misma.

No había nada qué hacer, sólo esperar. Acallar el ruido del mundo. Supo que así experimentaba su madre la cercanía de la muerte y entonces desapareció el terror que la había dominado al ver cómo su madre se iba consumiendo y apagando como una vela.

Lena Maraz murió una de esas mañanas de febrero en que el sofoco del verano chileno se anuncia temprano.  Había estado adormilada durante días, respirando apenas con un jadeo intermitente, aferrada a la mano de Enrique, mientras su nieta rogaba que le fallara pronto el corazón y saliera de una vez de ese pantano de agonía.

Lucía, en cambio, entendía que su madre debía andar el último trecho a su propio paso, sin apuro.


“Más allá del invierno”, de Isabel Allende.
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Acabo de llegar a vuestro blog por "casualidad ". A mi padre le han diagnosticado en poco menos de 1 mes y medio un cáncer de pulmón estadio IV. Qué momento tan doloroso . No hay nada peor que asistir al deterioro de un ser querido en tan poco tiempo .
De todo este tiempo que parece eterno voy siendo consciente de lo que cuesta en ocasiones a los profesionales de la salud explicar e informar a los pacientes y familia sobre el proceso de enfermedad . Hace unas semanas hablaba con mis hijos de la enfermedad de su abuelo , no queremos secretos , no queremos fingir . Los niños tienen derecho a saber la verdad . Y me prometí a mí misma que no daría información a nadie de mi padre que no supiese el mismo . Hoy hablaba con mi padre de si tenía miedo a la muerte y él me dijo que no , que su miedo era a sufrir . Intenté explicarle que también hay analgésicos para poder controlar el dolor . Es un proceso de adaptación y aceptación muy duro , muy limitante. Ahora está en planta , en aislamiento por una bajada de defensas de la primera sesión de quimioterapia . Y en estas noches que llevo acompañándole , el me pide que no le deje solo , porque a pesar de todo es perfectamente consciente de su enfermedad y de a dónde puede llegar . Y es tan duro , nunca estamos preparados para perder a un padre/madre . En todo esto Creo que lo verdaderamente hermoso de estos procesos es que nunca perdamos la visión de que todavía existe vida , por muy dolorosa que sea está .
Gracias por vuestro blog ... os sigo