Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



domingo, 7 de octubre de 2018

Me eSTaRá CaMBiaNdo eSTe TRaBaJo?...


-¡Buf, qué sueño!-  murmuro mientras espero a Gloria, la enfermera con la que comparto la guardia. No es agradable despertarte a las 4 de la mañana... y todavía me estoy acostumbrando al calor húmedo de Barcelona en agosto. Llevo trabajando en esta unidad de paliativos domiciliarios 5 meses y no había tenido antes unas guardias localizadas tan movidas como las de esta semana. No sé si será la luna llena, el calor o que aún estoy verde en esto de los paliativos, pero a los pacientes parece que no les sienta bien. Llaman por dolor, fatiga, agitación o simplemente... miedo.

Gloria conduce con cara de sueño, supongo que la misma que la mía, pero con esa mirada atenta de alguien que lleva tiempo cuidando personas.

-Santi, te comento. Es Marisa, una mujer de 70 años con un cáncer de mama con metástasis óseas que lleva el Dr. Fariñas. Esta semana he visto cómo iba “de baixada”, más agotada y ya sin poder levantarse de la cama... Me ha llamado Evelyn, su cuidadora, diciendo que ha comenzado con “ranera”.
-¿Ranera?
-El ruido por acúmulo de secreciones en el pulmón.
-¡Ah! Estertores... ¿la familia sabe que está tan mal?
-Evelyn, su cuidadora, es toda su familia.

Evelyn nos abre asustada  -gracias por venir tan pronto, no sé qué hacer-. Un piso antiguo (de los que tiene “solera” como dice mi padre) y lleno de fotografías de gente sonriente. En la habitación principal, y sobre la cama, Marisa nos mira pálida, jadeante y con cara de angustia.

-Evelyn, ¿Qué tal se toma la medicación?
-Mal, se atraganta con todo desde esta mañana, y no me he atrevido a darle nada...

Dirijo mi mirada a Gloria, quien ya está abriendo el maletín sabiendo cómo podemos ayudar a Marisa. Saca un infusor, un dispositivo que administrará medicación bajo la piel y asegurará a Marisa una tranquilidad que no tiene ahora.

Sobre la encimera de la cocina, botes de herbolario mezclados con los de medicinas, un plato de puré lleno y ya frío y nuestras ampollas de medicación. Voy abriéndolas una a una, con cuidado (la última vez me corté). 

- Para bailar la bamba, para bailar la bamba se necesita un poquito de salsa...- ¿Me ha afectado el no dormir o escucho música y risas? Viene de la ventana abierta por el calor. Al asomarme veo que hay una fiesta en un local de abajo, un grupo de música ameniza una boda con un cantante bailongo. Bullicio, risas, voces... La música inunda la cocina mientras Gloria y yo seguimos cargando el infusor a solo unos metros por encima del jolgorio. -¿Serán conscientes de lo que está pasando en el piso de arriba?- Gloria no me ha oído, parece concentrada en el infusor o igual también en el contraste de este momento.

El infusor funciona bien, Marisa respira relajada y Evelyn la mira con los ojos vidriosos -han sido 15 años cuidándola-. Mientras le limpia el sudor de la cara, Gloria susurra en su oído y con tono dulce -Adiós Marisa- le da un beso en la mejilla.  Ahora sólo toca esperar y que Evelyn la cuide como ha hecho todo este tiempo.

Ya es de día y el tráfico gana fuerza conforme recorremos la avenida Diagonal. Me tendré que duchar y tomar un café cargado, he quedado con cuatro pacientes para intentar controlar sus síntomas y ayudarles a hablar de su vida. Cansado, recuerdo la situación y mi mente empieza a divagar: el final de la vida tiene un aspecto transcendental, único… y en cambio, bailamos por la vida sin pararnos a pensar en este momento. Antes no me paraba a reflexionar así.

¿Me estará cambiando este trabajo?

  
Santiago Trueba. 
Médico de Cuidados Paliativos y amigo.





2 comentarios:

Unknown dijo...

Si. Nos cambia.
Las personas que acompañamos en sus procesos de vida (larga o corta) nos enseñan el valor de la propia vida. A veces, no somos conscientes de ello. Otras, lo somos mucho.

Que afortunados somos de contar con equipos como el vuestro. Que se toman un café muy prontito para acompañarnos sin mirar el reloj.

Gracias, de corazón.

Santiago dijo...

¡Muchas gracias por publicarlo! Un abrazo enorme. Twitter: @Dr_Trueba