Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

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lunes, 26 de abril de 2010

DoLoR...


Dentro de pocos días se celebra el 8º Congreso de Cuidados Paliativos organizado por la SECPAL en A Coruña.

Esperamos aprender cosas novedosas, encontrarnos con caras conocidas y queridas y otras nuevas y, entre unas cosas y otras, conocer un poquillo la ciudad. Además, presentamos varias comunicaciones y posters.

Os cuento un poco por encima de qué va uno de los posters, aunque nos parecen interesantes todos (por eso los presentamos, clarete). Este que os cuento trata de un tema que nos preocupa: la infravaloración, por parte del personal sanitario y de la familia, del dolor que refiere el paciente. Siempre decimos que cuando un paciente dice que le duele, es que le duele.

Hemos hecho un estudio sobre una amplia muestra de pacientes oncológicos durante varios meses, describiendo la valoración y el tratamiento previo del dolor, al ingreso en nuestro programa. Sólo os cuento lo más llamativo del estudio.

El diagnóstico más frecuente ha sido el Ca. de Pulmón. En la mayoría de los casos había metástasis, predominando las de origen hepático. Un porcentaje muy alto de pacientes presentaban dolor basal con un EVA medio de 3 (a pesar del tratamiento analgésico de base), y en más de la mitad de los casos existía, además, dolor irruptivo con un EVA medio de 7. El dolor irruptivo se trataba en más de la mitad de los pacientes, pero en casi un 40% de los casos no se trataba de forma alguna.

Hemos llegado a la conclusión de que el dolor no se valora adecuadamente, ya que la mayoría de los pacientes presentan dolor (a pesar del tratamiento) al ingreso en programa. Predomina el uso de opioides Mayores (Fentanilo transdérmico en la mayoría) como analgesia basal y sólo una tercera parte asocia coadyuvantes para control del dolor. A pesar del tratamiento de rescate para el dolor irruptivo, éste se infravalora ya que continua presente en un alto porcentaje de casos.



A RECORDAR:
CUANDO UN PACIENTE DICE QUE LE DUELE,
ES QUE LE DUELE.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sobre la infravaloración del dolor por parte de muchos familiares os cuento aunque no sea un caso terminal.

En mi misma habitación del servicio de Urologia, señor de 70 años con parálisis en lado derecho de su cuerpo. Por lo que se, le habían colocado algo (no se lo que era, algún catéter interno) que le producía una especie de dolores tipo cólico por espasmos en el riñón derecho bastante continuados que lo dejaban echo polvo. Por el día lo cuidaba su señora también mayor y que cuando lo oía quejarse le preguntaba de todo excepto que era lo que le dolía (a veces en vez de llamar a control le daba agua tumbado con lo que conseguía provocar tos por inhalación de liquido que todavía le producida mas dolor). Abusando de la confianza que me une al equipo de enfermeras y auxiliares de planta debido a los numerosos ingresos de mi padre (ya fallecido)y a que por las noches era yo quien le cambiaba pañales y cuadrantes (que ellas me proporcionaban después de insistir en que deseaba hacerlo yo)y que ellas debido al mucho trabajo que soportan agradecían de verdad,les decía en control que acudieran a colocarle algún calmante acudiendo al instante, para consuelo del pobre señor.
Por la noche sus tres hijos eran mas de lo mismo. Le decían que aguantara, que el dolor solo duraba dos o tres minutos; y una leche, se prolongaba por espacio de mas de media hora y hasta que el pobre hombre no había pasado por dos o tres episodios no llamaban a control, opte por largarme a fumar (ya se que esta prohibido y que debería dejarlo después de la operación)a las escaleras para no oír sus quejidos mientras el cuidador de turno permanecía tumbado entre los dos sofás.
En resumidas cuentas, nos falta comprensión ante el dolor ajeno. Incluso cuando se trata de miembros de nuestra misma familia hay quien no es capaz de ponerse en el lugar del enfermo para intentar sentir sus síntomas agravados muchas veces por miedos, falta de información (algo que eche en falta con uno de los doctores de planta que me visitaron durante mi hospitalización)o impotencia de valerse por si mismos (algo que vi en mi padre al final de su enfermedad).
Escondemos la enfermedad, el dolor y la muerte para que no nos estorben en nuestra vida cotidiana y no nos damos cuenta de que cuando llega el momento no nos encontramos preparados para enfrentarnos a estos factores.
Aunque en su día lo vi como una carga (comencé cuando tenia 30 años), doy gracias a quien sea, Dios, Buda, Ala.el Tao...por haber tenido que cuidar de los hermanos de la abuela de mi esposa, de mis suegros y de mi padre, y de que mis hijas se criaran en ese ambiente de sacrificio y amor,ya que ahora me han demostrado que están preparadas para poder cuidar responsablemente tanto de su madre como de mi cuando llegue el momento.

Un saludo y agradeceros vuestra labor.
Juan carlos

C.S. dijo...

Gracias a ti por tus palabras Juan Carlos. Desgraciadamente la infravaloración del dolor es una constante y sin ningún tipo de justificación.
Muchísimas gracias por tus palabras y un saludo.

Antonio R. dijo...

Ya lo dice el Dr Gomez Sancho, que hay sólo dos tipos de dolor: "El mío, que es insufriblen y el tuyo , que es siempre exagerado"
LA única guía fiable para valorar el dolor, es preguntar al paciente. Y de nada sirve preguntarle si luego no te vas a fiar de lo que diga.
Que lo paseis lo mejor posible en Coruña y vengais con las "pilas renovadas". Vuestra extraordinaria labor debe seguir . Besazos.