Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

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domingo, 30 de octubre de 2016

CoN LoS oJoS aBieRToS...

La casa de Carlos es amplia, fría, con paredes desnudas y ventanas pequeñas. El viento se oye afuera enredado en el silencio de  las angostas calles vacías.
 
 Su hija, envuelta en una bata acolchada de las de antes, nos abre la puerta, como siempre. Él nos espera sentado en el sillón, al lado de un radiador eléctrico y cubierto con una manta.

Desde que vamos a verlo ya no tiene que ir al hospital cada semana, dos horas de ida y dos de vuelta, curvas de mareo y el tiempo que transcurre allí, lento y diferente. Padece un cáncer de estómago, con implantes hepáticos y peritoneales, y precisa extraerle líquido ascítico del abdomen a menudo. Es una práctica que se puede hacer en su casa, más dado lo avanzado de su enfermedad.

No tengo miedo a la muerte, cuanto antes venga mejor, esto no es vida, todo el día en casa. No quiero que vengan a verme…, con lo que yo he sido! Que qué hay después? Pues qué va a haber…. Nada! No soy creyente, después de esto no hay nada. Nada. Y ya está cerca, lo intuyo.

Iniciamos la paracentesis, lenta e indolora. No deja de hablar y contarnos cosas, mientras va saliendo un líquido  hemático, como siempre. A primeros de diciembre hay un mercadillo en el pueblo, tenéis que venir, os regalaré embutidos y butifarra que es muy buena. Ya iremos a verlo.

Uno no puede enfrentarse a la muerte cada minuto de su vida. La idea viene y va, dejando un rastro de esperanza que no consigue borrar todos los planes y proyectos. No se puede mirar al sol todo el tiempo, hay que desviar la mirada de vez en cuando para sobrevivir, salir a jugar al patio y, al rato, volver a casa.
 

Sí, Carlos, comeremos butifarra en diciembre, pero tú no creo. Y lo sabes.
 
 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para los que súfrenen el momento de morir, deciros que no tengáis miedo pues un nuevo horizonte de felicidad expandida una felicidad por llamarlo de alguna manera ,pues es un estado en el que el alma es pura energía luminosa llena de un amor que no tiene medida en este espacio y tiempo, nonos vamos solos vienen a recogernos nuestros seres queridos que ya están en el otro lado, con la apariencia física más pletórica y bella que tenían cuando vivían a nuestro lado de todo lo que guardamos en vida solo nos llevamos el amor que traspasa las barreras del tiempo. No pertenezco a ninguna religión, lo digo por experiencia personal debido al fallecimiento de mi padre hace ahora diez años, el me hizo el mejor regalo después de morir, se comunico con migo y me hizo saber que se encontraba bien y que no me preocupase, todo sintiendo un profundo y maravilloso sentimiento de amor, espero que esto le sirva a alguien, a mi si que me ha servido durante estos años,han cambiado mis esquemas de valores