Últimamente sonrío más que de costumbre, no sé si me he
encontrado con un rinconcito de paz bien amueblado aquí adentro, o simplemente
me he vuelto más observadora de lo que realmente me importa, más disfrutona
(como dice una amiga), más tolerante para unas cosas y menos tolerante para
otras. La sinceridad me da paz. Es verdad que al sumar años vas perdiendo tela
y vas ganando piel.
Este va a ser un post fácil. Tan fácil como ensanchar los
labios y sonreír. Por qué? Porque si, porque vale la pena. Hace todo mucho más
fácil y hermoso.
La sonrisa, esa que surge sin pensarlo pero pensando, es como
una prolongación de uno mismo. Es un canto a la vida, un reconocimiento a lo
universal, un agradecimiento al olor que inunda la plaza cuando asomo por la
puerta, a la luz que, imagino, me revolotea al caminar, a todo lo verde,
amarillo, violeta y rojo que se despliega solo para el disfrute, a la luna que se
acuesta en el suelo de mi habitación, silenciosa y cómplice, al sol que me apura
de buena mañana, a lo bueno y a lo feo, porque así lo transformas. Echar la
moneda al aire y que salga de tu lado solo depende ti.
La sonrisa es fruto de una armonía que si no cura, si atenúa.
Es contagiosa y suele pasar rápido de un alma a otra, como las gotitas de
Pflügge, al hablar, toser o estornudar.
Cuando sonríes, sonríe el estómago, los pulmones, sonríe el
hígado, las manos,… el corazón. Todo en su conjunto sonríe.
Pensé en esto cuando conocí a Pablo. Pablo es el médico de
Cuidados Paliativos coprotagonista, junto a sus pacientes y sus familias, del
documental “Los Demás Días”. Para Pablo la sonrisa es una parte de sí mismo, como
su voz o su nariz. No sé si siempre fue así. La boca se le despliega de manera
natural acompañando a la palabra, al mirar, al estar, al ser. Su pareja, que
fue una de sus pacientes y ha recuperado parte del bienestar, aún sonríe más.
Sonrisas de ternura, de complicidad, de ventilar, de
descansar, de querer, de placer, de sentirse escuchado y comprendido, de compartir
silencios, de añoranza, de soledad,… de sentir la ViDa como un mar en el que nos sumergimos cada día. Incluso en algunos momentos, de darse cuenta de que, a
pesar de todo,… sí. Hay, sobran o aún quedan motivos para sonreír.
1 comentario:
La verdad es que siempre es mejor...
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