Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



sábado, 17 de mayo de 2014

Asustado... ¿de quién?



Hace unos días escribía sobre un paciente que estaba dentro de un ensayo clínico de oncología. Recuerdo su frase y sus ojos mientras la pronunciaba: "quiero seguir luchando contra este cáncer... aunque me cueste la vida".

Bien, ayer supe que la enfermedad ha progresado y que debe salir del ensayo... y así mismo se lo comunicaron. Aunque pude conversar con él poco tiempo, he podido llegar a conocerlo un poquito y me puedo imaginar como recibió la noticia y esa temida frase... "ha progresado y debe salir del ensayo".

Sé que se marchó sin decir nada, imagino que pensando tantas cosas... (y ahora qué, dónde voy, qué más me queda por hacer...) preguntas, preguntas y más preguntas y sin respuestas. Imagino que con la sensación de fracaso, de no servir, de no ser útil... y de que el lazo de seguridad que le unía con el hospital, los tratamientos, la "esperanza" se había deshecho de golpe. Y sobre todo... con miedo. Parece que la medicina tiene respuesta farmacológica para todo: dolor-analgésico, náusea-antiemético, hipertensión-antihipertensivo, cáncer-quimioterapia... pero para ese miedo-inseguridad-preguntas sin respuesta (efectos colaterales al tratamiento)... no hubo nada, ni siquiera algo tan "antifarmacológico" como es sentarse y conversar.

He visto muchas veces la película Witt y hay una parte que me recordó a esa falta de empatía. 
(Minuto: 3:50 - 4:08)



4 comentarios:

Violeta (Pilar Lázaro) dijo...

Cuánta soledad acompaña a la enfermedad en su final... Preciosa la película. Un besoenorme

C.S. (Marisa de la Rica) dijo...

Y sobre todo cierta deshumanización cuando se necesitaría una verdadera HUMANIZACIÓN de los cuidados.
Un besazo compañera.

Alondra dijo...

Estoy como yo le llamo "en el taller de reparaciones" ¡tengo suerte!, con alguna excepción, lo único que me he encontrado es profesionales que intentan ayudarme y que me escuchan, eso es lo que más agradezco ser tratada por personas y no por doctores muy buenos y que les falta lo principal "empatía".
Desde que cuelgas tu ropa en el armario y te pones el uniforme, la sensación de ser un expediente te acompaña en todo momento... Las horas son muy largas, te sabes de memoria los horarios y cada día tienes menos ilusión, menos ganas de luchar y como ya pasaste todas las etapas de la enfermedad, ahora con el círculo cerrado, cosidos algunos rotos que sólo estaban hilvanados y agradeciendo haber pasado por la vida y no que la vida haya pasado por mi, sinceramente, ojalá pudiera escoger irme.
Gracias por estar ahí, es un blog realista el conocimiento nos da seguridad, tranquilidad, pero la humanidad, el buen hacer y los buenos profesionales que sois traspasa la ventana.
Un abrazo afectuoso y ¡gracias!

C.S. (Marisa de la Rica) dijo...

Gracias por tus palabras, Alondra.
Hay veces que el uniforme de médico o enfermera tiene un extraño efecto sobre las personas... es como si se pusieran un escudo anti emociones. Una barrera que impide ponerse de verdad en el lugar del otro, percibir el miedo, la angustia...
Gracias a ti por estar ahí y seguirnos desde el principio de los tiempos.
Un besazo.
M.