Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

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lunes, 25 de enero de 2010





Dicen que el tiempo lo cura todo. Pero el tiempo, por si solo, no hace nada. Lo que ayuda realmente es lo que tú haces con el tiempo.
Hace unos días que me he puesto a leer bastante sobre el tema DUELO... es un tema complicado de abordar en el día a día de nuestro trabajo... por lo menos para mí. No se trata de ir a visitar a una familia con la que has compartido los últimos momentos de su ser querido y decir un frío "lo siento", ni charlar del tiempo o de cosas sin importancia. Lo que están viviendo es lo suficientemente importante para que desde un punto de vista profesional se identifique bien si es un duelo normal o puede llegar a ser un duelo patológico. Ya que los últimos momentos antes de la pérdida son los momentos más duros que una familia puede vivir... o compartir.


El duelo es algo natural y necesario y se ha de vivir de una manera, principalmente para no arrastrar indefinidamente el dolor, por tanto no basta con esperar a que todo se pase, o seguir viviendo como si nada hubiera pasado. Se necesita dar algunos difíciles pasos y aprender las duras lecciones de la pérdida. No existen atajos para el dolor.


Hay que aceptar también que hay que vivir momentos duros y emociones intensas, que se estará más vulnerable...No hay que exigirse demasiado, hay que ser amable con uno mismo y respetar nuestro propio ritmo.

Así que estos son los cuatro pasos que se deben dar durante el DUELO...

Aceptar la pérdida: Aunque sea la cosa más difícil que has hecho en toda tu vida, debes llegar a aceptar esta dura realidad: tu ser querido ha muerto y no va a regresar. Aceptar con la cabeza es fácil, sabes que ha muerto. Lo difícil es aceptar con el corazón. Es pues muy normal un tiempo (pueden ser meses) en el que te niegues o te rebeles contra la dura realidad. Date tiempo.

Hablar de tu pérdida, contar las circunstancias de la muerte…Todo esto te puede ayudar poco a poco, y con mucho dolor, a ir aceptando el hecho de la muerte. Sabrás que has podido dar este paso, cuando pierdas toda esperanza de recuperar a tu familiar o amigo, será el momento de la verdadera despedida.


Aceptar la pérdida puede resultar especialmente difícil si la muerte fue inesperada o violenta, si estabas lejos cuando ocurrió y no pudiste participar en los ritos funerarios, si se trata de la muerte de un niño...




Sentir el dolor: Necesitas también sentir el dolor y todas las emociones que le acompañan: tristeza, rabia, miedo, impotencia, desesperación, culpa…
Habrá personas que te dirán: “Tienes que ser fuerte”. No les hagas caso. No escondas tu dolor. Comparte lo que te está pasando con tu familia, amigos de confianza…No te guardes todo para ti mismo por miedo a cansar o molestar. Busca aquellas personas con las cuales puedes expresarte tal y como estás.


Si no quieres compartir o mostrar tus emociones a otros, no tienes porque hacerlo, pero debes buscar otras manera de dar salida y vivir tus emociones en privado.


Aprender a vivir sin esa persona: Recuerda que hay tiempo para todo, para sentir y vivir el duelo, pero también para hacer, para ocuparte de las muchas actividades de la vida cotidiana. Aunque sientas que el mundo se ha parado para ti, también es cierto que la vida sigue con sus muchas y quizás nuevas exigencias. Una actitud adecuada sería aquella que busca un cierto equilibrio entre el sentir y el hacer.


Así, hacer el duelo significa también aprender a vivir sólo/a, aprender a tomar decisiones por ti mismo/a, aprender a desempeñar tareas que antes hacía el fallecido, aprender nuevas formas de relación con la familia y amigos, aprender un nuevo sentido del mundo y de uno mismo...




Recuperar el interés por la vida y por los vivos: Llega un momento en que sabes que es necesario soltar el dolor y el pasado. La vida te espera llena de nuevas posibilidades.


No hay nada malo en querer disfrutar, en querer ser feliz, en querer establecer nuevas relaciones… En el caso de la muerte de la pareja, no hay motivo para avergonzarse si aparece de nuevo el deseo sexual. En realidad, el corazón herido cicatriza abriéndose a los demás.






Finalizar el duelo no es olvidar... Para cada persona puede significar cosas distintas:


Puede significar llegar a perdonarle y perdonarte por todo lo que quizás no fue la relación, por todo lo negativo, por el daño causado...


Pensar en él o ella sin sentir ya ese latigazo de dolor y recordarle con ternura y agradecimiento por lo vivido juntos.


Es poder dar un sentido a todo lo que has vivido en estos meses o años.


Es entender con el corazón en la mano que el AMOR no se acaba con la muerte


En cierto modo, nunca te recuperas de una pérdida significativa, porque ésta inevitablemente te cambia. Tu puedes escoger si ese cambio será a mejor.



3 comentarios:

Violeta (Pilar Lázaro) dijo...

Si que es difícil acompañar en la soledad y el dolor que supone el duelo...en ese tiempo que, como muy bien dices, no ayuda si simplemente lo dejas pasar. El duelo supone la tarea de dar los pasos necesarios para aprender a manejar esa otra realidad que va surgiendo, y que va a ser la vida de uno a partir de ahora.
Me ha gustado y creo que es fundamental "el poder dar un sentido a todo lo que has vivido en estos meses o años".
Un beso hermosa.

Alondra dijo...

Muchísimas gracias por este artículo, tengo muy reciente la muerte de un ser querido y sobre todo no sabía como ayudar a su esposo e hijos. Simplemente escuchaba y abrazaba porque parecen pajaritos caídos del nido...
Un abrazo

C.S. dijo...

Me alegro mucho que te haya servido Alondra... es algo que todos podemos necesitar en algún momento.