Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

¿Nos acompañas?.



miércoles, 23 de abril de 2014

CieNTo Y uNo....


"Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del corazón."


"La armonía recobrada sólo fue interrumpida por la muerte de Melquíades. Aunque era un acontecimiento previsible, no lo fueron las circunstancias. Pocos meses después de su regreso se había operado en él un proceso de envejecimiento tan apresurado y crítico, que pronto se le tuvo por uno de esos bisabuelos inútiles que deambulan como sombras por los dormitorios, arrastrando los pies, recordando mejores tiempos en voz alta, y de quienes nadie se ocupa ni se acuerda en realidad hasta el día en que amanecen muertos en la cama.
Al principio José Arcadio Buendía lo secundaba en sus tareas,…(). Pero poco a poco lo fue abandonando a su soledad, porque cada vez se le hacía más difícil la comunicación. Estaba perdiendo la vista y el oído, parecía confundir a los interlocutores con personas que conoció en épocas remotas de la humanidad, y contestaba a las preguntas con un intrincado batiburrillo de idiomas.

Caminaba tanteando el aire, aunque se movía por entre las cosas con una fluidez inexplicable, como si estuviera dotado de un instinto de orientación fundado en presentimientos inmediatos. Un día olvidó la dentadura postiza, que dejaba de noche en un vaso de agua junto a la cama, y no se la volvió a poner."

 


Cien años de soledad.
Gabriel García Márquez.
 
 

2 comentarios:

iñaki peña dijo...

En las noches de insomnio de los primeros meses de la vida de Pello aproveché para leer "100 años...". Me fascinó.

Gracias por traernos este extracto Marisa.

Violeta (Pilar Lázaro) dijo...

Es grande porque lo hace sencillo y por el derroche de imaginación. Me alegro de compartir la fascinación.
Un saludo, Pilar