Cuando pensamos en los cuidados a una persona, siempre o casi siempre imaginamos acciones positivas, donde nuestros actos se materialicen de una forma real en el bienestar del paciente. Nuestra idea del cuidado suele ser procurar su alimentación, hidratación, descanso, etc, pero normalmente se nos olvida la importancia que tiene la comunicación en dicho cuidado, pudiendo ser la misma comunicación una forma de cubrir las necesidades de la persona enferma.
Dentro de nuestro trabajo como enfermeras/os y médicos, se nos olvida con cierta frecuencia que a veces las herramientas más importantes son la palabra y la escucha. El establecer una comunicación abierta con el enfermo en fase terminal es un obstáculo difícil de salvar en la práctica diaria, sobre todo porque a nadie se nos enseñó (y se sigue sin enseñar) en la carrera. La muerte y el proceso de morir evocan en nosotros reacciones psicológicas que producen directa o indirectamente a evitar la comunicación, porque la muerte y el proceso de morir se consideran un fracaso de la medicina... y no un proceso normal de una enfermedad sin tratamiento curativo. Es cierto... nunca es fácil contestar a preguntas como:
¿Cuánto me queda de vida?
¿Cómo voy a morir?
¿Por qué a mí?
Ante este tipo de preguntas nos quedamos sin respuesta y es que a veces, seamos realistas... no tienen respuesta.
2 comentarios:
Supongo que se puede añadir poco a tus palabras.. tan solo eso: la comunicación,. una forma "importantísima" de cuidar..
Aunque muchas veces se nos olvide.
Gracias por tu comentario.
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