La narración de un
tuitero sobre la muerte de su madre que es un auténtico homenaje a la vida y al
humor.
“Hoy hace una semana
que se murió mi madre”. Es el comienzo de un hilo publicado por el tuitero “Súbete a la nutria” en el que relata el fallecimiento de su madre
por un cáncer, y que muestra cómo la risa y el humor pueden hacer mucho mejor
la vida y también la muerte.
Un relato que en las redes han calificado como un “Homenaje
a la vida y a la risa” que ha conmovido a miles de lectores.
Súbete a la nutria. @subetealanutria
Hoy hace una semana que se murió mi madre. Murió de cáncer y
sabiendo con bastante precisión cuándo iba a morir.
Durante estos días durísimos, hemos dicho muchas tonterías y
ahí van algunas de ellas:
Mi primo vino a visitarla e hizo el chiste de «Rick y Morty»
de pedirle a alguien que cerrará la puerta diciendo «cierra, que se va el
cáncer».
Nos perdimos una reunión familiar porque tuvimos que ir a
urgencias. Nos mandaron un vídeo con un paneo de todo el mundo cantando el
Cumpleaños feliz al cumpleañero. Mi madre y yo grabamos otro vídeo: paneo del
box de urgencias, sin sonido, terminando en ella con la lengua fuera.
En una revisión oncológica le dijeron que no iban a poder
darle quimio esa semana, porque tenía los bronquios muy mal. «No tengo los
bronquios para farolillos», me dijo.
Durante el último mes estuvo sufriendo crisis de ahogos. La
primera le dio por reírse de un chiste (ni siquiera chiste!) de Gomaespuma:
«puso pies en Pontevedra» (en vez de «en polvorosa»).
Después comentamos con ella que fue una lástima no haberse
muerto ahí, con un chiste de Gomaespuma.
Una cosa que le ayudaba bastante era sentir aire en la cara y
su hermana le trajo de las fiestas de Villalar un abanico con la bandera
republicana que, por lo que fuera, abanicaba mejor que otro más neutro que
había por casa…
El día de ese primer ahogo, vinieron los de urgencias y,
cuando todo se calmó, estuvimos comentando lo mal que funcionaba la empresa que
traía a casa las bombonas de oxígeno: Oxigen Salud.
Mi madre, tirada, tras una crisis horrorosa, casi sin voz y
abanicándose con el abanico republicano sacó fuerzas de no sé muy dónde y dijo:
SI ES QUE NO SÉ CÓMO ESTOS SERVICIOS ESTÁN EXTERNALIZADOS!
En el momento no se dio cuenta de la situación y la pinta que
tenía, pero luego lo comentamos y se partía el culo.
El primer día que vinieron a casa los de cuidados paliativos
empezamos a llamarlos «los de apelativos» e imaginábamos que iban casa por casa
llamando a los enfermos «eh, caratonto!» y cosas así.
Ese día los de paliativos le tomaron la tensión y, como
siempre, la tenía baja.
—La tienes un poco bajita —le dijeron.
—Es un seguro de vida, ¿no? —contestó.
El chiste tardó en calar. ¡Es que estamos todos tan
acostumbrados a esa coletilla!
Ella quería un final laico. No tanto porque fuese atea (que
también), sino porque no quería que oficiara la misa alguien que no la
conociera y la juntara con los otros finados del día.
—No quiero que me toque un cuarto de diácono —nos dijo.
Aunque como era justo antes de la incineración y su familia
es Valenciana, también queríamos decir «Senyor pirotecnic, pot començar la
mascletà!».
No tuvimos los huevos de decir nada de eso.
Aunque yo sí que dije:
—Según los deseos de mi madre, he escrito unas palabras:
rododendro, arcabuz, conspicuo, alfoz y prístinas.
Y mi hermana hizo referencias a «Amanece que no es poco» y a
los trastabilleos verbales de Rajoy.
Mi padre no estaba muy convencido de eso:
—Es traer a Rajoy a un sitio en el que no me gusta que esté.
A lo que mi hermana le dijo que:
—Es reírse de Rajoy como mamá se ha reído siempre.
Por cierto, que mi padre también tuvo cáncer (menudo
historial majo me queda) y nos dio permiso para:
1. Hacer chistes sobre su cáncer.
2. Ofendernos si alguien hacía chistes sobre cáncer diciendo:
«eh, no hagas chistes sobre el cáncer, que mi padre murió riéndose de uno».
Y ahora unos datos vacíos para reflexionar acerca de la
futilidad de la existencia:
Mi madre murió sin ver irse a Rajoy y me da rabia, mira.
Podría haberse ido en paz no, lo siguiente.
Puse a copiar 3,5 TB de datos de un disco duro a otro. Puso
«Quedan 73 horas». Mi madre murió antes de que pasaran esas 73 horas.
Y ya no sé si contar más o no. Tampoco sé si esto es de
interés general o si solo me hace gracia y me da ternura a mí.
Espero que puedan comprender que, aunque no sea un hilo para
el gran público, es una forma de homenajear a alguien que he querido
muchisísimo.
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