"Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a darme consejo, no has hecho lo que te he pedido. Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a decirme por qué no tendría que sentirme así, no respetas mis sentimientos. Cuando te pido que me escuches y tú sientes el deber de hacer algo para resolver mi problema, no respondes a mis necesidades. ¡¡Escúchame!!
Todo lo que te pido es que me escuches, no que hables ni que hagas. Sólo que me escuches.
Aconsejar es fácil, pero yo no soy un incapaz. Quizás esté desanimado o en dificultades, pero no soy un inútil. Cuando tú haces por mí lo que yo mismo podría hacer y no necesito, no haces más que contribuir a mi inseguridad.
Pero cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece, aunque sea irracional, entonces no tengo que intentar hacértelo entender, sino empezar a descubrir lo que hay dentro de mí."
Apuntes de relación de ayuda
J. C. Bermejo
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