Tiene que ser muy difícil tomar la decisión de meter tu vida
en una maleta y mudarte a la que será tu última morada, tu final de viaje. Tu
última decisión razonable. Sabiendo que después ya no hay más etapas, se acaban
los proyectos de vida, que ya no quedan más sueños,… quizás la esperanza de
vivir feliz lo que queda.
Y qué te llevas? Qué quieres que vaya contigo hasta el final?
Quién quieres que te acompañe en este viaje?
Hace años, cuando falleció tu esposa y tus hijos ya llevaban
años volando por su cuenta, alguien te dijo que adoptaras un perro.
Precisamente a ti, que adoras a los animales porque hace tiempo que piensas que
son mejores que la mayoría de las personas. Además, te dijo, te hará compañía,
te obligará a salir a pasear, conocerás gente. Al final decidiste que sí, que
querer y que te quieran sigue siendo la mejor opción… y Truco llegó a tu vida.
Os hicisteis amigos pronto, hasta haceros inseparables con el paso de los
meses. Te enseñó otra forma de disfrutar de la vida, lo fácil que es vivir el
instante y ser feliz.
Pero, claro, en las residencias al uso NO admiten animales. Por qué?
Porque contagian enfermedades… no si están bien vacunados y con revisiones
periódicas. Eso tú ya lo hacías. Porque molestan a los demás residentes… a
quién puede molestar un perro bien educado, que estimula las emociones de las
personas con deterioro cognitivo, a veces por el simple hecho de acariciarlo,… si
solo verlo ya proporciona bienestar, algo que muchas personas ni eso. Ladran,
pero generalmente poco si están bien adiestrados y… qué alegría!, en lugar del
soniquete de la tele encendida a todas horas o ese residente que protesta por
todo. Les gusta correr, revolcarse en la hierba… qué felicidad! Claro
necesitamos un jardín, también los residentes lo necesitas para tomar el aire y
pasear. Puede dormir contigo o en una caseta fuera, fíjate qué fácil.
Eso pensabas… Pues si, esas residencias con sentido común, en
las que no tienes que separarte de tu compañero animal, sea perro, gato o
periquito, existen. Son las menos pero ójala con el tiempo la sociedad se dé
cuenta de lo importantes que pueden llegar a ser para alguien como tú, que cada
vez hay más.
Para que esos alguienes no tengan que renunciar a todo. Porque
renunciar a casi todo es muy duro, pero absolutamente a todo… no quiero ni
pensarlo.
En el pasado hemos compartido historias sobre residencias en
otros países donde son bienvenidos los perros y hoy os hablamos de un lugar muy
especial. Residencia Barcelona se inauguró el 1 de noviembre de 1993. Somos una
residencia privada, pero podemos tramitar PEVS (prestaciones económicas
vinculadas al servicio).
¡¡¡Desde el primer día todas las mascotas son bienvenidas al
centro, tanto en modo ‘visita’ como en modo ‘alojamiento’!!!
Las
dueñas de la residencia son 2 hermanas: Inés y Feli Manero.
La decisión de admitir mascotas se tomó de la manera más natural posible, pensando en que los residentes que viven con sus mascotas no tengan que separarse de ellas por el hecho de venir a vivir a una residencia.
La decisión de admitir mascotas se tomó de la manera más natural posible, pensando en que los residentes que viven con sus mascotas no tengan que separarse de ellas por el hecho de venir a vivir a una residencia.
Inés, que trabaja en la residencia, siempre ha venido
acompañada de sus perros. Y su marido, Juan, es veterinario, por lo que tenemos
el veterinario en casa :-)
Es un centro de régimen abierto, esto significa que tanto
residentes como familiares pueden entrar y salir libremente, por lo que no
solemos tener personas con deterioro cognitivo severo. Una gran mayoría de
residentes son autónomos o necesitan tan solo supervisión. También tenemos
plazas para residentes asistidos, porque por ley de vida todos vamos aumentando
la dependencia. Para nosotros es muy importante la seguridad, pero la LIBERTAD
lo es aún más.
Cuando desde AADA nos dijeron que éramos 1 de las únicas 3
residencias de España que admitimos mascotas nos dimos cuenta de que éramos
especiales y aumentamos la publicidad en este sentido.
Por aquí han pasado: perros, gatos, pájaros, y hasta hace
poco hemos tenido peces y tortugas en un estanque.
Una residente es la que se hacía cargo de dar de comer a los
peces e ir vigilando el estado del agua.
¿Hay que cumplir algún
requisito (perrunamente hablando) para poder ingresar en vuestra residencia con
un can?
Los requisitos que pedimos para poder acogerlos es que el
residente viva en una habitación individual, aconsejable con terraza.
Tienen que tener las vacunas al día y el chip. Inspección
(tanto de Bienestar Social como de Sanidad) no nos han puesto nunca ningún
impedimento.
Solamente tienen prohibido el acceso a la cocina, pero
tampoco dejamos que entren en el comedor. Las inspectoras suelen entrar en la
habitación donde hay animales para comprobar la higiene. También nos piden la
documentación. Los residentes tienen que hacerse cargo del animal, de sus
cuidados en general: alimentación, higiene, salidas… Por lo que una persona con
alta dependencia no podrá traerlo a no ser que asigne a un cuidador externo
todas estas tareas.
No se cobra ningún suplemento por mascota. Si la persona
mayor está indispuesta, la familia se hace cargo del animal, y si no es posible
ya miramos entre el personal de cuidarlo en todo lo que está en nuestras manos,
nos organizamos (peleamos a veces) para atenderlo y sacarlo a pasear, siempre y
cuando la cosa no se alargue muuuucho. Incluso hasta otros residentes (más
jóvenes y autónomos) se han ofrecido y han sacado a los perros a pasear.
Les
ayudamos a administrar las dosis de comida en caso de que no se aclaren con las
raciones.
Los perros se suelen adaptar muy bien, ya que ellos están
bien donde estén sus amitos. Normalmente estos perros suelen ser ya mayores
también y no necesitan mucha actividad.
Para la adaptación de los gatos, que son más territoriales,
aconsejamos que se pongan un enchufe de ‘feromonas’.
Los residentes sacan a los perros a pasear por la calle o por
el jardín de la residencia. Tenemos muchas terrazas y jardines. Dan mucha
alegría a todo aquel que ha tenido perros o que le encantan los animales. Muy
pocas veces nos hemos encontrado con alguien que haga mala cara por ver un
perro por aquí, al contrario, siempre unen y dan alegría.
Si alguna profesional que tiene que entrar a la habitación no
le gustan los animales o tiene alergia al pelo le hacemos un cambio. Cuando
hacemos las entrevistas de trabajo siempre preguntamos si les gustan los
animales, y no sé si está bien decirlo, pero nos ayuda a tomar una decisión
para escoger al candidato :-).
¿Qué beneficios
observáis vosotros en las personas mayores que tienen a su lado a su perro o a
su gato?
Los beneficios de que vengan las personas mayores con sus
mascotas son innumerables: favorecen la sociabilización y la adaptación, les ayudan a relacionarse, les
obligan a seguir con sus responsabilidades y sintiéndose útiles, les hacen
compañía, y evitamos el trauma que supondría la separación para los dos, entre otros
muchos beneficios.
¿Organizáis actividades
específicas para los residentes con perro?
No hacemos ninguna actividad con los peludos. La
cotidianidad, el día a día, la convivencia, los paseos, las caricias,… son
nuestras actividades con los perros. Poder seguir viviendo con ellos como en
casa, esa es la mejor terapia.
Nuka, mi peluda, viene algunos días al trabajo conmigo, se
pasea por las salas saludando a todo el mundo, se va al jardín a buscar piñas,
se queda dormidita al lado de mi mesa en el despacho… Es todo un placer no solo vivir sino trabajar aquí.
Cuando nosotras seamos viejitas deberán existir más
residencias como nosotros, ¡¡sino aquí no cabremos!!!
2 comentarios:
¡Que bueno! felicito a los que regentan ese lugar. Si me tuviera que separar de mi pequeña Lúa la poca ilusión que me queda se perdería por muy bien que me trataran. Ella es mi compañera fiel, no tiene otro trabajo, ni otra obligación y por eso siempre está a mi lado. Me obliga a salir, si se encuentra con algún amigo perruno la veo tan feliz que me vuelvo más sociable y alargo el paseo, incluso ya coincidimos en las horas y los lugares, jóvenes y viejos que se nos pone en los labios la sonrisa tonta de la ternura.
Siempre digo que fue ella la que me adoptó a mi y es mi mejor medicina. Por esa razón me hizo muy feliz tu comentario y ojalá sigan creciendo los amigos de los animales y espero que este verano no los dejen olvidados, porque ellos no lo harían.
Ahora estoy un poco alejada de la red pero cuando abro la ventana siempre me acerco, este lugarcito es muy especial para mi.
Un abrazo afectuoso.
Ójalá se extienda esta gran idea, tan solo hay que aplicar el sentido común y buscar el bienestar de las personas. Personalmente creo que, desde hace tiempo, debería haber muuuchas más residencias así. Un gran beso para ti y para Lúa.
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