Tan solo una minoría de aquellos pacientes que lo necesitan reciben en el mundo cuidados paliativos. Los paises en vías de desarrollo, donde vive cerca del 80% de la población mundial, dan cuenta de solo un 6% del consumo de medicamentos opioides del planeta.
Los Estados tienen la obligación de respetar el derecho a la salud y abstenerse de negar o limitar el acceso igualitario de toda persona a servicios de salud preventivos, curativos y paliativos, incluyendo en ello la atención y el apoyo de personas con enfermedades crónicas y terminales permitiendo que mueran con dignidad.
Por ello entonces, el derecho a los cuidados paliativos y el acceso al tratamiento del dolor también está protegido por el derecho a no ser sometido a tratos crueles, inhumanos o degradantes.
El nuestro es por tanto un compromiso profesional, pero también personal, que nos involucra intelectualmente pero también a nuestra actitud solidaria, y en él ponemos día a día lo mejor que podemos y sabemos.
Como sanitarias, si está en nuestra mano controlar el dolor, no hacerlo sería una crueldad monstruosa, inaceptable…un atentado a los derechos humanos de nuestros pacientes…..para ellos nuestra entrega.
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