Érase una
vez una madre de dos niños de 10 y 12 años. Un día, mamá tuvo que explicarles a
sus hijos que tenía cáncer, y no supo muy bien cómo hacerlo, así que se puso a
escribir. Escribió un cuento de princesas en medio de una gran batalla, con un
general vestido con bata blanca dispuesto a ayudarle a ganar la guerra, y un
ejército de células malignas campando a sus anchas por su cuerpo.
Irene Aparici es esa madre que empezó su
particular batalla contra el cáncer de mama hace un año. Su experiencia, como
madre y paciente, es la historia que guía 'Mamá se va a la guerra' (editado por
Cuento de luz), un relato ilustrado que puede ser de gran utilidad para muchas
otras 'reinas' que están en guerra.
"Cuando
me dieron el diagnóstico, me di cuenta de que yo misma tenía muchas lagunas.
Había oído hablar de la 'quimio' como un veneno, pero no sabía cómo funcionaba,
qué son las defensas...". Así que allí mismo, en la consulta, le pidió a
su médico (que se da un aire al general de bata blanca que aparece en el
cuento) que le explicase el cáncer como si ella misma fuese una niña.
"Mamá tiene cáncer'
Ahora ya sí,
armada con toda aquella información, Irene y su ex marido se sentaron frente a
frente con sus hijos para explicarles qué le pasaba a mamá. "Hablamos
claramente con ellos, les dijimos que tenía cáncer y necesitábamos que se
portasen bien porque yo iba a estar cansada algunos días.... Pero aun así, me
quedé con la sensación de que se lo podía haber contado mejor".
"Cada
vez que iba al médico tenía que contarles las novedades por teléfono a mi
madre, a mis hermanos, a mis amigos... y eso era agotador. Me di cuenta de que
no era bueno para mí". Así que se le ocurrió mandar un mail a sus más
cercanos contándoles cada pequeña batalla ganada al cáncer, cada fracaso en
la quimioterapia, cada inquietud surgida de esta guerra... "Empecé a poner
a gente en la lista de distribución, a mis amigos más cercanos, y sin darme
cuenta se lo había mandado a 150 personas". (...)
Un día, ese
ejército aliado recibió de Irene no sólo el último parte médico, sino también
el cuento que les había escrito a sus hijos. "Se lo había enseñado un día
a mi oncólogo para que me dijese si había escrito alguna barbaridad sobre la
enfermedad, y pasadas algunas semanas me contó que su esposa, oncóloga
infantil, lo estaba usando con sus niños para hablarles del cáncer. Eso me hizo
pensar que quizás la historia pudiese ser útil a más gente y me decidí a
enviárselo a mis amigos".
No mentirles
Irene no se
atreve a da consejos a otras madres en esta misma guerra, pero sí acepta
compartir con ellas lo que le ha funcionado con sus hijos. "Yo soy
partidaria de no mentirles, y así lo acordamos mi ex pareja y yo desde el
principio. Intentamos modular la verdad a su nivel para que fuese comprensible
para ellos; pero sin mentirles", explica.
Así que el
cáncer no es ningún tabú en casa, "aunque tampoco es nuestro tema favorito
de conversación". Irene explica que ha tratado de desdramatizar
todo lo posible la enfermedad, "frivolizando hasta donde es
frivolizable", jugando con sus hijos y su peluca y recordando cada día
"que sigue habiendo vida aparte de eso".
Confiesa que su prioridad inmediata son sus médicos, aunque ya le rondan por la
cabeza otros proyectos editoriales, (…) pero, por ahora, concentra
todos sus esfuerzos en esa batalla que se libra dentro de su cuerpo.
3 comentarios:
Muy interesante! Lo voy a comprar porque la comunicación en este asunto es tan primmordial como la cirugía ó la "quimio". Gracias, querida Violeta, una vez más , por estas "joyitas". Besazo
Hola Antonio,... cuántos días!!
Fundamental la comunicación, para todo en la vida y en algunos momentos, de vital importancia.
Y qué difícil hacerla a la medida, cual aprendices de sastre, en función del uso que vayamos a darle al traje.
Besote
Dentro de lo que para mi significa esta terrible enfermedad (toda mi familia la ha padecido) es un ejemplo de cómo hacer algo que es difícil en una lección grandeza un abrazo como siempre tiempo sin pasar
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