Mientras subíamos en coche a darle el último beso sonó esta
canción: “… El futuro es una acuarela y tu vida un lienzo que colorear.”
Ella nos dio todos los colores para que pudiéramos dibujar la
vida a nuestro antojo, para pintar el cuadro más hermoso del mundo.
Ella construyó siempre con amor.
Nos dejó su sonrisa, esa que que abre todas las puertas y
acomoda los muebles.
Nos dejó su mirada, la que te acompaña mientras te acuna.
Nos dejó su silencio atento, su escucha incondicional.
Nos dejó su calor inmenso, el que abraza y te recoloca las piezas.
Nos dejó la caricia de sus manos, la que corteja y enamora.
Nos dejó su paz.
… Así era mamá.
Pero quiero pensar que se fue con todo puesto, que se lo
llevó todo porque volvía a casa…
Ayer, un ángel subió al cielo.