Fotografía de @victoceron |
- Me duele sentir que ya no soy el que era.
- Me duele sentir que ha cambiado la forma en la que los demás me ven.
- Me duele no ser capaz de pensar con claridad.
- Me duele sentir que no he hecho ninguna aportación significativa o duradera en toda mi vida.
- Me duele sentir que tengo asuntos pendientes.
- Me duele sentirme una carga para los demás.
- Me duele sentir que no tengo control sobre mi vida.
- Me duele no ser capaz de aceptar las cosas como son.
- Me duele doler a las personas que quiero.
Cada día somos más #paliativosvisibles, hoy en este segundo mensaje de la campaña #morirsindolor, hablaremos de HISTORIAS. Porque en nos gusta hablar de biografías, de historias, de personas… pensamos que los pacientes son mucho más que una enfermedad y sabemos que cada dolor tiene una historia.
Cicely Saunders fue la primera que explicó que cuando el dolor no es aliviado, es capaz de convertirse en el centro de la vida de un ser humano porque contiene los siguientes elementos.
- Físicos ( daño tisular, compresión nerviosa)
- Emocionales (depresión, insomnio, desfiguración, enfado, fatiga crónica)
- Sociales (perdida de la posición social, problemas económicos)
- Espirituales (sensación de culpabilidad, reproches e inseguridad ante la muerte.
El
dolor total es la expresión más intensa de su persistencia en una persona
porque es capaz, como hemos comentado, de convertirse en el centro de su vida, bloquear su relación
con los demás y ser una amenaza seria para su existencia. Es importante conocer
la propia percepción del paciente sobre su enfermedad, cómo interfiere el dolor
en su vida, en su sentido de control y su probable significado. Las creencias y
expectativas de los pacientes pueden modificar su umbral del dolor, afectar su
experiencia, su expresión y su adaptación al dolor.
Además
del dolor físico provocado por la propia enfermedad y sus complicaciones, hay
muchas otras razones que causan o agravan el dolor: pérdida del rol social,
profesional y del rol familiar, sentimiento de impotencia, efectos indeseables
del tratamiento, insomnio, equipo sanitario poco empático, soledad, relaciones familiares tensas, amigos
ausentes, ansiedad, incertidumbre sobre el futuro, soledad, inquietudes
familiares, sensación de culpa, entre otras.
Por
todo ello, el dolor requiere de la colaboración con el paciente en identificar
sus metas para el manejo del dolor y las estrategias adecuadas para garantizar
un abordaje integral a través de un plan de cuidados que incorpore los
objetivos del paciente.