Carreteras Secundarias
Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.
¿Nos acompañas?.
sábado, 6 de enero de 2024
domingo, 31 de diciembre de 2023
SiGuieNDo aDeLaNTe...
Creo que todos tememos miedo a la muerte. Unos por no saber a ciencia cierta que puede haber tras esa puerta al infinito, otros por la inmensa tristeza de tener que dejar aquí lo que no nos puede acompañar al más allá y otros por las dos cosas.
No hace mucho viví esa experiencia del final cercano. Fue muy rápido pero me dio tiempo a ser consciente de mi propia fragilidad, del ser y a lo mejor no ser en los próximos instantes. Un dolor torácico inespecífico se instaló en mí desde la mañana, el desasosiego me atrapó y empecé a hacer diagnósticos diferenciales en mi mente. El más probable era ansiedad, ya que la situación que vivía desde hacía un tiempo podría apuntar en esa dirección. El siguiente era, por supuesto, un infarto de miocardio. Así anduve todo el día hasta que por la noche (“al entrar la noche los dolores y los miedos se agudizan y no podemos pensar en otra cosa…”) fui al hospital. No era miedo exactamente, era terror.
Tras un electro algo dudoso, me hicieron una analítica de enzimas cardíacas. Mi pensamiento voló hacia todo lo que me quedaba por hacer, hacia los planes tras mi jubilación, a las veces que en mi quehacer diario había escuchado lo mismo (“teníamos planes para la jubilación, después de trabajar toda la vida, de criar a los hijos y encarrilarlos, teníamos planes para nosotros dos… y ahora esto.”), a la gente que quería y había descuidado,... a que no podía controlar nada y estaba en manos ajenas, quizá un Dios, quizá un Alguien, quizá el Destino o el Universo. Pequeña, acostada en una camilla desde la que se veía un gran reloj que marcaba las nueve menos diez y al lado, sentado en una silla con mi ropa y mi bolso, mi compañero de camino, de corazón, que me decía: “Tienes demasiada buena cara para tener algo malo”. Fueron buenas noticias, pero debía trabajar con mi mente.
Posteriormente aún acudí al hospital en otra ocasión y tras un electro normal, me hicieron una placa de tórax. Mientras esperaba el resultado, sentada en una silla de ruedas junto a otros pacientes, tras observarlos a todos y sacar mis propias conclusiones, comenzaron de nuevo mis cavilaciones. Por qué no un cáncer de pulmón, si me he pasado media vida fumando? Vale, probablemente pronóstico de vida corto, quimio (a ver cómo la tolero…), y entre una y otra a viajar, me olvido de mis planes a corto y medio plazo y me dedico a conocer mundo.
Tras unos más que buenos resultados, placa normal, hormonas tiroideas en rango de normalidad así como el colesterol, salí de allí cantando por lo bajo y decidí aceptar las cosas como vienen, sin esperar más. Una cosa es la teoría y otra la práctica. Pensé que sería bueno hacerme caso y escucharme de nuevo cuando hablaba con mis pacientes y sus familiares. Calma. Una cosa es vivirlo desde fuera y otra entrar adentro.
Así que a este año que comienza en breve, sólo (sólo??) le pido salud y alegría para vivir.
sábado, 6 de mayo de 2023
CaMBiANDo, Que eS GeRuNDio...
Desde hace unos días estoy releyendo este blog, desde el principio. Desde el final, quería revivir el principio.
Han sido 16 años de un trabajo intenso, de un quehacer diario inmensamente rico, alucinante. Nunca lo imaginé aquella mañana en que la directora del hospital me propuso iniciar esta aventura: implantar los Equipos de Soporte y Atención Domiciliaria (ESAD) en las zonas rurales de Calatayud y Alcañiz, en Aragón. Iniciar y dar a conocer eso de los Cuidados Paliativos que poca gente sabía qué significaba e impartiendo información en los Centros de Salud, donde nos recibieron con los brazos abiertos.
Es increíble lo que he aprendido acerca de la vida en estos años, los más hermosos, con diferencia, del resto de mi carrera profesional.
Empecé mi andadura, o mejor dicho, me soltaron, recién acabada la carrera, en un pueblo de la provincia de Teruel. Allí estuve 3 años, y tuve la gran suerte de contar a mi lado con un enfermero, Don José, bregado en mil batallas; era comadrón y había sido el médico del pueblo en las épocas en que éste faltaba. Era bastante mayor que yo y me puedo imaginar lo que pensó al verme aparecer por allí… Me ayudó como a una hija, siempre cerca para que no metiera la pata, cosa habitual en los inicios, me echaba sutiles capotes para que los pacientes no fueran conscientes de mis abundantes carencias, y me enseñó la mayoría de las cosas prácticas que aprendí con agradecimiento infinito.
Posteriormente, por cosas de la vida, fui a dar con mis huesos en un hospital comarcal de una comarca del Pirineo, en la vertiente atlántica. Allí, como médico en Urgencias, me bregué en mil batallas. Pasé miedo, tuve que aprender a tomar decisiones vitales sobre la marcha, a dormir a trompicones. Los adjuntos estaban localizados, y podían tardar tiempo en llegar al hospital, lo que suponía que la primera media hora u hora completa, te “la comías tú”. Únicamente estábamos presentes de forma continuada, las 24 horas, un enfermer@ y un recepcioonist@, que hacía las veces de celador si era necesario. No contábamos con UCI en el hospital, y para los traslados que la precisaban, en ambulancia a un hospital cercano (1 hora de viaje), nos turnábamos los de Urgencias, así como para hacer de ayudantes en intervenciones quirúrgicas de urgencia. Aprendí a manejarme con prisa, a resolver “ya", a decir “Dios mío, Dios mío” en voz bajita y a aparentar una seguridad que estaba muy lejos de sentir. Hubo momentos muy duros, grandes y de una alegría infinita, y otros tremendos, que te hacen perder el sentido de la vida y dejar de creer.
Tras unos cuantos años, cuando comencé a oír sirenas de ambulancias que no existían y a sentir el nerviosismo subir desde el dedo gordo del pie hasta el último pelo de mi cabeza, decidí salir de allí y volver.
Después de unos años en hospitalización, pasando planta, llegaron mis queridos Cuidados Paliativos. Y hasta aquí. El resto ya lo conocéis.
Ahora, repasando este bendito blog, que ha sido mi fiel compañero de viaje, soy aún más consciente de todo lo hermoso que he vivido, de lo dado y lo recibido, que es más, de cuánto han cambiado mi vida, del cambio que se ha producido en mí, y me da la sensación de que estoy en otro lugar, que he pasado de pantalla, que va a ser verdad que vivo en “los mundos de Yupi”.
Ahora, que la soledad me acompaña gran parte de las horas, aunque intente llenarla, me falta “chicha”. Me falta “ViDa”, esa ViDa de la que tanto he hablado en el blog. Así que he decidido cambiar de lugar y de forma de vivir, dejar las rutinas que me están carcomiendo el alma y no me aportan, dejar a la gente que siento lejos aunque esté cerca físicamente, y empezar otra aventura en un lugar nuevo, con otras gentes, otros paisajes, cerca del mar y de la montaña, con mi pareja y nuestra perra.
Y en eso estoy….
jueves, 2 de marzo de 2023
Te QuieRo ReCoRDaR...
El sábado es tu aniversario, el aniversario del día en que te fuiste. Te mereciste más, mucho más de lo que te dieron, de lo que te dimos, de lo que te di.
Te quiero recordar libre, el pelo al viento, la sonrisa sin disimulos, el paso firme, la mirada limpia, sin temor. Me cuesta, no es real, pero me gusta.
Quiero recordar los silencios cargados de amor, de lo no dicho pero sentido, esos silencios que nos acompañaron durante años sin hacer necesaria ninguna palabra para descifrarlos, silencios tranquilos, como sentados en la puerta de la calle una tarde de verano, silencios necesarios para que la vida continuara fluyendo como hasta entonces. Silencios que unían y que una pregunta o un alegato hubieran roto en pedazos imposibles de unir después.
Mamá sabía y tampoco preguntaba, tan discreta ella. Sólo miraba, veía, escuchaba… y entendía todo. Siempre estuvo allí, acompañándonos, siendo la amalgama que nos ensamblaba, que daba calor y encendía el cariño, como un leño sin dejar de arder. Hasta el final.
Papá era rasmia y sostén, y aunque no entendiera del todo, imaginaba y se contaba sus propias historias que luego se creía. A veces daba en el clavo. Otras erraba y lo sabía, pero seguía creyendo sus conjeturas. Imagino que nunca llegó a saber bien de ti, de tus miedos e inseguridades, de tus frustraciones, más en los últimos años… te creyó más fuerte de lo que te dejábamos ser entre todos.
Te inventaste una jaula en la que no fuiste feliz pero de la que, probablemente, nunca te planteaste escapar… una prisión cuya puerta te ayudamos a cerrar. Temías a lo desconocido, aunque fuera bueno por conocer, y aunque al principio te dimos alas, luego las fuimos olvidando en el fondo de un cajón.
Siento tu mano crispada en la mía, mirando el nicho. Nunca quisiste volver al cementerio.
No sé por qué, llevo unos días dándole vueltas a todo, con la perspectiva y la serena mirada que da el tiempo. Lo que no pudo ser, lo que fue y lo que podía haber sido.
En poco espacio de tiempo fuisteis dejándome caer en medio de la tormenta que supuso lo que ibais dejando atrás. Un duelo venía como una ola casi antes de terminar el anterior. Muchas cosas se han quedado por los rincones de la casa, en el aire que respiro y en el duermevela que precede al sueño.
Os veo cuando subís las escaleras y me tendéis la mano, el ascensor se ha vuelto a estropear.
sábado, 31 de diciembre de 2022
aLGo BoNiTo...
Este año, como los que han pasado ya, ha sido un REGALAZO.
Y si, además, la salud te ha dado un pequeño susto, el regalo es aún mayor. Vuelves a sonreír al amanecer, cuando el sol te da en la cara y te recuerda que estás vivo, sin fecha de caducidad que tú sepas, que el día se despliega nuevo ante ti, por estrenar, y que la vida continúa. Que la felicidad es aquí mismo, bajo tus pies y sobre tu cabeza. Que lo demás es accesorio.
Si todos cultivásemos un campito de Paz y Amor a nuestro alrededor, los campitos se unirían creando una gran explanada que iría tapizando el mundo, lo cual lo convertiría en un lugar mejor. O simplemente en un lugar vivible, que ya sería mucho.
Hay gente que no está por la labor, en fin…
Yo sigo: y si el año que viene trae Algo, que sea Algo Bonito, lo que sea, pero Bonito.
viernes, 9 de diciembre de 2022
MuNDoS De YuPi...
P.D.: Y esta amiga, de la que hablo en el post anterior y que casi se enfada, me dice (algo que me han dicho varias veces en los últimos años y que al principio me dolía pero ahora casi me halaga) : "Es que tú parece que vives en los mundos de Yupi".
Fin. Sin comentarios.
jueves, 8 de diciembre de 2022
MáS Que aGRaDeCiDa...
No sé por dónde empezar. Tanto tiempo… Han pasado tantas cosas y a la vez tan pocas. Mejor dicho, han pasado muchas para llegar a ninguna. A veces la tristeza se adueña de tu vida, sin un motivo concreto, sin un porqué. El paisaje se difumina y los colores pierden tono. La sonrisa se resiste a salir y te quedas a media luz.
Hace tiempo que no trabajo, por eso el blog está desatendido, desnudo. Y no sé cómo explicarlo. Lo intento.
Un buen día se me empezaron a amontonar los muertos. Estaba rodeada, los llevaba a la espalda y, los que no me cabían, los iba dejando en la cuneta. Llegué a olvidarme de sus nombres y sus direcciones. No de sus caras ni de su entorno.
Mis muertos personales aparecieron de nuevo. Un duelo acumulado y dos no resueltos. Siempre busqué seguir trabajando a pesar de ello. Me hice cargo de la empresa familiar y continue con mi trabajo habitual. Parece ser que no fue lo más correcto por mi parte, aunque no fui consciente hasta unos años después.
Pensaba a menudo en mi muerte, en una enfermedad propia, en una fecha de caducidad con mi nombre. Me paré. Me recogí, di un paso atrás para buscar e intentar recuperar los trozos y volver a unirlos. En eso estoy, a veces cuando no pasa nada, pasa todo.
Sin embargo, parece que sigo atrayendo historias de vida parecidas a las que he vivido durante años. Continúo haciendo acompañamiento y utilizando lo que aprendí en mi trabajo o quehacer diario, como me gusta llamarlo. El padre de un vecino falleció hace poco de una enfermedad oncológica y, aunque era atendido por su equipo de Cuidados Paliativos, me llamó y compartimos las últimas semanas hasta que llegó el final. La mujer de un amigo mantiene una mala relación con su cuerpo y con mi amigo tras una mastectomía que, quien sabe si la habrá salvado de morir más adelante, ojalá. La hermana de otro amigo falleció hace unos meses de un silencioso carcinoma de ovarios, y también estuve allí.
Cuando voy a comprar comida al sitio habitual, el carnicero me cuenta un día que su padre padece una demencia con tintes agresivos, pero lo peor es que convive con un hijo alcohólico que se ocupa más bien poco, bastante tiene con lo suyo y con sus varios ´´Proyectos Hombre¨ iniciados, sin conseguir llegar al objetivo. Me hace una copia del informe médico, a ver si puedo hablar con su doctora y echarle una mano.
Una amiga me cuenta que a su hija le han diagnosticado una endometriosis y que probablemente no podrá ser abuela, le digo que no se preocupe, que eso es lo de menos. Casi se enfada.
También me encuentro a gente que derrocha sonrisas y buen querer. A veces, a pesar de los pesares. Ahí me quedo un rato largo.
Han sido años de pérdidas, pero también de hermosos encuentros. No puedo estar más agradecida a la vida.
Así que mis Carreteras Secundarias continúan, con sus curvas, sus cambios de rasante y su variado y maravilloso entorno.