Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

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jueves, 2 de marzo de 2023

Te QuieRo ReCoRDaR...

El sábado es tu aniversario, el aniversario del día en que te fuiste. Te mereciste más, mucho más de lo que te dieron, de lo que te dimos, de lo que te di.

Te quiero recordar libre, el pelo al viento, la sonrisa sin disimulos, el paso firme, la mirada limpia, sin temor. Me cuesta, no es real, pero me gusta.

Quiero recordar los silencios cargados de amor, de lo no dicho pero sentido, esos silencios que nos acompañaron durante años sin hacer necesaria ninguna palabra para descifrarlos, silencios tranquilos, como sentados en la puerta de la calle una tarde de verano, silencios necesarios para que la vida continuara fluyendo como hasta entonces. Silencios que unían y que una pregunta o un alegato hubieran roto en pedazos imposibles de unir después.

Mamá sabía y tampoco preguntaba, tan discreta ella. Sólo miraba, veía, escuchaba… y entendía todo. Siempre estuvo allí, acompañándonos, siendo la amalgama que nos  ensamblaba, que daba calor y encendía el cariño, como un leño sin dejar de arder. Hasta el final.

Papá era rasmia y sostén, y aunque no entendiera del todo, imaginaba y se contaba sus propias historias que luego se creía. A veces daba en el clavo. Otras erraba y lo sabía, pero seguía creyendo sus conjeturas. Imagino que nunca llegó a saber bien de ti, de tus miedos e inseguridades, de tus frustraciones, más en los últimos años… te creyó más fuerte de lo que te dejábamos ser entre todos.

Te inventaste una jaula en la que no fuiste feliz pero de la que, probablemente, nunca te planteaste escapar… una prisión cuya puerta te ayudamos a cerrar. Temías a lo desconocido, aunque fuera bueno por conocer, y aunque al principio te dimos alas, luego las fuimos olvidando en el fondo de un cajón.

Siento tu mano crispada en la mía, mirando el nicho. Nunca quisiste volver al cementerio.

No sé por qué, llevo unos días dándole vueltas a todo, con la perspectiva y la serena mirada que da el tiempo. Lo que no pudo ser, lo que fue y lo que podía haber sido.

En poco espacio de tiempo fuisteis dejándome caer en medio de la tormenta que supuso lo que ibais dejando atrás. Un duelo venía como una ola casi antes de terminar el anterior.  Muchas cosas se han quedado por los rincones de la casa, en el aire que respiro y en el duermevela que precede al sueño.

 

Os veo cuando subís las escaleras y me tendéis la mano, el ascensor se ha vuelto a estropear.

 

 

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