Con este título sugerente, su autor Will Schwalbe nos narra las semanas en las que su protagonista, Mary Ann, una mujer de setenta y cinco años y que ha pasado toda su vida en misiones humanitarias, pasa charlando sobre libros con uno de sus hijos. A Mary Ann le acaban de diagnosticar un cáncer de páncreas y Will acaba de abandonar su trabajo de editor para crear una página web de cocina. Ambos pasan ratos de charla en casa de su madre o en las muchas esperas a las que ella acude a sus sesiones de quimio o, simplemente, para revisiones rutinarias. Y durante esas horas hablan de libros leídos y de la vida, y se cuentan aquello que durante años no se dijeron, o no quisieron abordar.
-No sabes cómo me gustaría saber qué personaje muere. He leído el final una y otra vez –insistió Will-. Detesto no saberlo.
-Yo también. Por eso siempre empiezo a leer por el final. Pero a veces sencillamente no se puede saber lo que ocurrirá, ni siquiera cuando sabemos todo lo que hay que saber. Así que uno se prepara para lo peor y espera que ocurra lo mejor. (p. 229)
En este libro se abordan multitud de temas (religión, problemática de países pobres, necesidad de una Seguridad Social que cubra a todos los ciudadanos de cualquier país, libro electrónico vs. libro de papel, etc), se comentan multitud de libros y quién lo lee encuentra frases y citas fantásticas.
“La soledad es el precio que tenemos que pagar por haber nacido en este mundo moderno, tan rebosante de libertad, de independencia y de nuestro propio egoísmo” (Cita sobre “Kokoro” (Soseki) (p. 211)
Cuando terminé, paseé la mirada por el dormitorio de mis padres, y observé a mi madre, que descansaba relativamente en paz, aunque con esa respiración áspera indicativa de que no queda mucho tiempo. Estaba rodeada de libros: toda una pared llena de estanterías, libros en la mesilla de noche, un libro a su lado. Allí estaban Stegner y Highsmith, Mann y Larsson, Banks y Barbery, Strout y Némirovsky, el Libro de la oración común y la Biblia. Había lomos de todos los colores, y había libros en rústica y con tapa dura, y libros que habían perdido la sobrecubierta o que nunca la tuvieron.
Eran los compañeros y maestros de mi madre. Le habían mostrado el camino. Y ella los podía mirar mientras se preparaba para la vida eterna que, como bien sabía, la aguardaba. ¿Qué consuelo obtendría yo al mirar mi libro electrónico sin vida? (p. 331)
- El club de lectura del final de tu vida.
- Will Shwalbe (2013)
- Editorial: RBA LIBROS
- ISBN: 9788490065068
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