Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

Todos los días hay un viaje distinto, duro, sorprendente, triste, emocionante... y con un final.

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domingo, 24 de febrero de 2019

eL DeSPuéS...


Cuando tras una larga enfermedad fallece un ser querido, el armazón que habíamos montado con tanto dolor y mimo se tambalea el día después. El material del que está hecha la estructura resulta que no era tan fuerte como pensábamos y por las rendijas entra frío. Un aire helado que nos desordena los muebles y revuelve la pelusa que estaba oculta debajo. A veces el viento calla y la calma vuelve. De repente, al cabo de los días o de los años, un remolino te levanta del suelo y en un instante pone tu mundo patas arriba, de nuevo.

Son frecuentes los sentimientos de culpa, de no haber llegado a todo, de no haberlo sabido hacer mejor. Porque cuando uno cuida no lo hace como quiere, sino como puede. También cuando uno sufre no lo hace como quiere, sino como puede. Pero realmente no tiene sentido fustigarnos por lo que pudo ser y no fue. Las cosas, las situaciones, en la distancia miden diferente a cuando estás en el ojo del huracán.

Ayer por la mañana, D. se sentía culpable por no haberle dejado comer a su madre yogures con azúcar… con lo que a ella le gustaban! Hace casi dos meses que falleció y aún no sé dormir con la luz apagada y cualquier murmullo me despierta. A veces, me sorprendo llorando y otras, esperando llorar, no lloro.

Ni siquiera yo misma sé si lo hice bien, creo que podía haberlo hecho mucho mejor y mucho más. Más de verdad… pero nunca lo sabré.



1 comentario:

Margarita Baena dijo...

Las cuidadoras...auténticos héroes en la historia del enfermo! Qué trabajo tan entregado, cuánta renuncia, cuánto amor y ternura, qué capacidad! No, nunca deben sentirse culpables de nada!
Siempre lo hacen bien, hasta el límite de sus posibilidades y un poco más