Poco a poco va desarrollándose en algunos lugares del mundo, como en Suecia, la cultura del slow down (vivir despacio), que no tiene reparos en discutir y volver a discutir los temas, reunirse y crear comités hasta que las ideas se perfeccionan. A la cultura del fast (rápido) o del do it now (hazlo ahora) norteamericana se contrapone la del slow attitude, que es lo mismo que realizar las cosas con más calidad, más productividad, más perfección y con menos estrés. Invita a realizar las cosas con atención y de una en una. Así, se vive mejor el momento presente, además de suponer un magnífico antídoto contra el estrés. He leído que si se actúa de ese modo, se produce una mayor actividad en la parte del cerebro donde se ubican las emociones positivas. Los resultados revelan que los franceses, incluso con 35 horas semanales, o los alemanes, con menos de 30, poseen un 20 % más de productividad que los americanos (deberían verlo nuestros "jefes", jijiji).
Esta filosofía se fundamenta en retomar los valores de la familia, los amigos, el tiempo libre, la vida en las pequeñas comunidades; eso significa un ambiente de trabajo menos coercitivo, más alegre y por tanto, más productivo, donde los seres humanos realizan con placer lo que mejor saben hacer.(A qué suena estupendamente???)
Estamos ansiosos por vivir el futuro y olvidar el presente, que es el único tiempo que existe. El mensaje está muy claro: hay que procurar realizar cada una de las actividades que se tenga que hacer con mucha calma, centrándote en ellas.
Nos enfrentamos a dos maneras de concebir nuestro tiempo:
La primera opción consiste en actuar con la prisa de la improvisación, que socialmente aparece como brillante y el mundo mediático presenta como exitosa.
La segunda, tomarse tiempo para todo, no cejar hasta la perfección y disfrutar de todo el proceso. Es una elección.
Sobre la importancia de tomarse una pausa (esto va por ti Violetilla), Margie Igoa, indica que concederse un respiro, tomar distancia, igual que el pintor que se separa del lienzo para juzgar mejor su obra es, más que necesario, imprescindible. La pausa para:
Ver el tamaño real de ese problema que parece insalvable.
Redimensionar a esa persona que resulta intolerable.
Para recuperar el sentido de lo que hacemos.
Para introducir una sonrisa también los lunes :)
Para ser más amables con nosotros mismos y
Para hacer, de paso, la vida más amable a los demás.
Ese arte supremo de saber parar, de no hacer nada, de "perder" el tiempo (perder = invertir), para recobrar la conciencia de que no somos los únicos, pero si únicos e importantes, como lo es nuestra vida.
9 comentarios:
Ehhhhhhhhh! Me encanta esta filosofía. Aquí las empresas van al revés y los jefes no saben ni lo que es la filosofía.
Un abrazo enorme
Muy buena tu reflexión... desde luego que debería ser asignatura obligatoria el SLOW DOWN en esos cursos que hacen algunos para ser jefes, jefecillos... o lo que sea.
Esto es lo ideal, ¿¿por qué mis Jefes no leen vuestros blogs en vez de hacer tantos cursos tontos ?????
Estoy metido en un problema porque yo sé que esto es lo que hay que hacer pero estoy tan llevado por la marea como un tronquillo en un rio embravecido, jooo, no sé como parar, como retomar esa PACIENCIA, me pongo nervioso con cualquier cosilla, me altero, me "ansio", ufff...tengo que cambiar el chip pero ya.
Me ha encantado lo del SLOW FOOD, SLOW LIFE, SLOW THOUGHTS, SLOW DECISIONS, pero yo voy a lo loco, ainsssssss....Mi mente no se frena y me gustaría tener una mente "quieta" no "aquietada" por alguna pastillita. Tengo que frenar.
Esto me ha hecho pensar sobre un post para mi blog de cómo vamos en nuestro trabajo para que se vea nuestra prisa y falta de concentración a causa de nuestro stress.
Perdón por el rollo C.S.
Nada de rollo thot... pero ni tus jefes... ni los nuestros, ni los de nadie. Creo que ni los jefes de los jefes :(
Creo que lo de la pastillita que comentas la tenemos a veces demasiado escondida, pero no se receta, la tenemos simplemente. Deberíamos concienciarnos más en el SLOW, que en el contagioso y nocivo FAST.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Tal como has dicho, compañera, las pausas sirven para poder estar con uno mismo, sin interrupciones.
Descansar para poder hablar con el que está aquí adentro, valorar sin estrés lo que te rodea, cuestionarte cosas sin el límite del tiempo, romper el círculo de nuestro trabajo que a veces, tú lo sabes, te atrapa y colorea de ocres todo lo que te envuelve, acabar con la prisa, darte tiempo y espacio para ser otra cosa diferente, palpar la solidez de los valores, dejar de creerte lo que otros quieren que creas, convencerte de que eres como eres,...y no es tan malo!
Cuando desaparece la presión, suavizas las formas, el horizonte se amplia, te adaptas mejor, sonríes más, descubres de nuevo que lo que haces en la vida tiene sentido (que a veces pierdes en el torbellino)o no, que serías capaz de hacer cualquier cosa que te propongas, que te obligas a menudo y eso no te sienta bien, que mientes sin querer incluso a ti mismo, que hay cosas que no tragas y te callas, y que eso tampoco te sienta nada bien, te produce acidez y mala cara,... que eres capaz, que quieres más de lo que creías,... que echas de menos.
Y...podiós que chapa!! Donde hay confianza..Y ya termino...
“Cuando aprendáis a aceptar en lugar de esperar, tendréis menos decepciones.” El caballero de la armadura oxidada ,de R. Fisher
Violeta......¡que maravilla sentirte asi! ¡Te he extrañado tantísimo.......!
Pues nos vemos enseguidita...HERMOSA!!
Me apunto al SLOW!!Me ha encantado C.S! Esta filosofía de vida debería propagarse como un virus por todo el mundo! Nos iría muchísimo mejor!
Violetilla...que se acerca el día!!! Yujuuuuu!!!:)
Yuuujuuuu!!! Y practicaremos el SLOW DOWN, of course...y el arte de "perder" el tiempo siempre que podamos!!:)
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