La alegría de que yo hablo no tiene
horarios,
no es una guía de ferrocarriles, no es jijijí, ni
jajajá.
Mi alegría es el sudor de la vida, que cae, que se levanta,
que
se monta a un trapecio, y que se escoña
pero se vuelve a levantar. ¡La vida!
Perdónate y sonríete.
Si pierdes la alegría de estar vivo es
que la muerte avanza,
alma adentro, por ti.
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