Este es el blog de un equipo de Cuidados Paliativos... trabajamos "a pie de cama", en el domicilio del paciente, en su espacio más íntimo y personal.

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martes, 13 de enero de 2015

La Marioneta...




Hoy una paciente me ha regalado este texto escrito en una hoja de papel... según ella se sentía identificada con la "marioneta" del texto... - una marioneta de trapo a la que ya le han quitado un trozo de hígado, una teta y un trozo de pulmón-.
Desde que empezó la enfermedad tengo la sensación de que me mueven... todos saben hacia dónde he de ir, qué hacer, qué tratamientos ponerme... y yo simplemente me dejo llevar, sin pensar.

Me ha encantado leer entre líneas con ella:



Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso pero, en definitiva pensaría todo lo que digo. 

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.
Dormiría poco y soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz.
Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía mientras los demás hablan, y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate... 

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando al descubierto no solamente mi cuerpo sino mi alma.
Dios mío, si yo tuviera un corazón... 

Escribiría mi odio sobre el hielo, y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que ofrecería a la luna.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos...
Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida... 

No dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer de que ella es mi favorita y viviría enamorado del amor.
A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.
A un niño le daría alas, pero dejaría que el solo aprendiese a volar. A los viejos, a mis viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas les he aprendido a ustedes los hombres... 

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. 

He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su puño por vez primera el dedo de su padre, lo tiene atrapado para siempre. 

He aprendido que un hombre únicamente tiene derecho de mirar a otro hombre hacia abajo, cuando ha de ayudarlo a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero finalmente de mucho no habrán de servir porque cuando me guarden dentro de esta maleta, infelizmente me estaré muriendo...

Del libro "Lo Que Le He Enseñado a la Vida" por Don Mofles - ©1996, Editorial Selector












3 comentarios:

Alondra dijo...

¡Hola! cuando llegas al hospital eres un número de un expediente, pienso que los especialistas tampoco saben muchas veces que hacer. Simplemente tienen una norma: conservarte la vida. Muchas veces te dejas ir, simplemente... Hasta que un día decides que vas a manejar los hilos tú.
El escrito es especial y hermoso, muchos se lo atribuyen a García Márquez pero en realidad, pertenece a un humorista mejicano, Johnny Welch, ventrílocuo notable, el libro "Lo que me ha enseñado la vida" fue traducido a varios idiomas. Es en este libro donde se puede leer el poema "La Marioneta". Su personaje “Don Mofles” es ocurrente y divertido.
Un abrazo afectuoso

C.S. (Marisa de la Rica) dijo...

Alondra: Gracias por tu enriquecedora aportación (COMO SIEMPRE)... y por seguirnos y FELIZ AÑO!!.

Violeta (Pilar Lázaro) dijo...

Preciosa entrada compañera!