Mi amiga Paula sigue escribiendo acerca de su vida desde que
le diagnosticaron la enfermedad. Casi no me da tiempo a leerlo porque escribe,
mejor dicho vuelca, cascadas de sensaciones y emociones casi a diario. Vida a
raudales. Torrentes de aprendizaje, de lecciones que deberían cocerse en la
escuela a fuego lento y que deberíamos empezar a estudiarlas en la guardería. La
asignatura podría llamarse: “86.400
segundos al día… Paf!!... 0 segundos”. Gracias Paula.
uN eJeRciCio De
Gratitud.
Hay un ejercicio que practico desde que caí enferma.
Suelo hacerlo por la noche, cuando ya estoy tranquila en la
cama antes de dormirme.
Es un ejercicio de agradecimiento.
Cada noche doy gracias por todo lo que tengo.
Doy gracias por la familia y los amigos. Por todas las
personas que me aprecian y me ayudan.
Doy gracias porque disfruto de la compañía de mis hijos y los
veo crecer.
Porque tengo una casa, ropa y comida todos los días.
Pero sobretodo doy gracias por la enfermedad, porque con el
cáncer estoy aprendiendo muchas cosas que tal vez, de otra manera nunca las
hubiese aprendido. Porque he conocido a mucha gente especial, que ha merecido
la pena descubrir. Porque he descubierto que soy más fuerte, más constante y
más sabia de lo que imaginaba. Que soy capaz de proponerme cosas muy
complicadas y llevarlas a cabo.
Es simplemente un ejercicio de gratitud hacia el universo que
ahora me ofrece los resultados, en forma de amor, cariño y de reconocimiento.
¿Por qué fijarnos en todo aquello que nos falta, sin prestar atención a todas aquellas cosas buenas que todos tenemos? Si las sabemos buscar descubriremos que son muchas más de las que nosotros imaginábamos.
¿Por qué fijarnos en todo aquello que nos falta, sin prestar atención a todas aquellas cosas buenas que todos tenemos? Si las sabemos buscar descubriremos que son muchas más de las que nosotros imaginábamos.
Os aconsejo que empecéis a ejercitarlo, porque realmente
merece la pena, siempre y cuando lo hagáis desde el corazón.
Paula Cruz Gutiérrez.
2 comentarios:
Muchas gracias amiga, por quererme y compartir éstas locuras que me rondan por la cabeza.
Un millón de besos.
Gracias a ti, sin dudarlo, por dejarnos entrar en tu vida, por tu generosidad.
Más besos querida Paula.
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