El derecho a la tristeza
Estamos transitando por esa época del año donde la palabra "feliz" se repite en cada
saludo: “Feliz Navidad!... Feliz Año
Nuevo!... Felices fiestas!!...”
Pero este “deseo”, a veces se topa con alguna tristeza. Por lo que no fue, por lo que no pudo ser,… porque en todo cierre de ciclo revisamos lo vivido y, en ese ajuste, la tristeza suele ocupar un lugar. La tristeza aparece cuando estamos dejando ir la idea de algo que no pudo ser.
Le ocurre al inmigrante alejado de su familia y los amigos,
al que finalizó una relación, al que despidió un ser querido… Y esos finales
que aún ocupan un lugar dentro de nosotros, no suelen coincidir con
determinadas fechas del calendario.
Habitualmente, para llegar al bienestar debemos transitar por
su opuesto. Y, para eso, debemos ver con ojos claros ese deseo que a veces se
siente “obligatorio” de ser-estar “felices”,
cuando en realidad la tristeza aún está haciendo su trabajo.
Es importante ejercer nuestro derecho a la tristeza cuando
ella nos visita. Además, nunca viene para quedarse, aunque se instala y nos
espera si no la queremos atender.
Recibirla conscientemente es darle tiempo para estar con
nosotros, no disimularla ni esconderla, sino permitirnos sentirla y hacer el
trabajo de dejar ir lo que ya no es.
Más allá de lo que haya sucedido, cuando nos sentimos tristes quizás estamos “reseteando-nos” para dejar espacio libre a lo que está por llegar.
Si hay tristeza y le permitimos que haga su trabajo, la
felicidad, esa que antes buscábamos como un simple maquillaje, probablemente
estará ahora instalada en nuestra piel, entre las fibras de colágeno, dispuesta
para sentirla profundamente en los días por venir.
Sin embargo, nuestra cultura de fiestas no siempre está a nuestro favor,…
Extraído de un texto de Julio Bevione.
No sería mejor decir: Felices momentos, feliz vida, feliz
camino, feliz día,… encuentra la actitud,… Ahora y Siempre!!!
1 comentario:
La tristeza, como la soledad, tienen realmente mala fama en un mundo de perpetua adolescencia, donde nada pesa y nada importa.
Un fuerte abrazo y toda la fuerza para disfrutar la vida y convivir con la pérdida.
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