Y es que la memoria se encarga de fabricar recuerdos, que no son otra cosa que archivos con imágenes del pasado. Una reproducción de algo anteriormente aprendido o vivido, y la base fundamental de la experiencia. Pero aferrarse a un recuerdo puede generar depresiones y, en casos extremos, hasta un ruptura con la realidad. Por eso de cuando en cuando es necesario abrir "las compuertas del alma", que son nuestros ojos, y dejar salir gotitas de memoria para evitar que los recuerdos se nos desborden.
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