Desde este rincón del mundo, un escondite perfecto para olvidar el día a día, durante meses o años, se ve la vida un poco diferente, la rutina cambia. Se abren otras posibilidades, piensas que serías capaz de vivir y disfrutar haciendo algo diferente a lo que has imaginado y/o hecho durante tanto tiempo. Que quizás te conviene cambiar, romper con lo conocido, tomar otra dirección, que tu alma lo reclama a voz en grito, lo que pasa es que no la habías oído con todo el bullicio de ahí afuera, y ahora la escuchas en el silencio de la calma.
Pero echo de menos las sensaciones que me aportaba mi quehacer diario, esa sensación de plenitud y de equilibrio, de vivencias intensas y únicas, el aprendizaje acerca de la vida y sus consecuencias, el tacto y el calor, la intensidad, la alegría y el llanto, la responsabilidad que implica tener las manos tan llenas, lo valioso del momento, la fragilidad del instante, la verdad con mayúsculas, el silencio pleno, el final, el principio y el durante pasando por delante cogidos de la mano,...en fin, la vida en estado puro. Sin disfraz.
3 comentarios:
Y desde aquí... te echamos de menos pequeña saltamontes!!!!
Que lo sepas!!!
Y yo, y yo....
Me quedo con la boca abierta leyendote....donde has aprendido a expresar tanta maravilla?? Sencillamente, una obra de arte.
¡Que ganitas de abrazarte, Violetilla!
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