Los familiares de enfermos denuncian el cierre de centros por
los recortes y que la falta de recursos lleva a las familias a asumir todo el
cuidado.
Las asociaciones gestionan muchos centros con subvenciones
cada vez menores.
En España hay alrededor de 1,6 millones de afectados por una
enfermedad que cuesta unos 31.000 euros anuales por persona.
María Fernández, de 79 años, ha llorado la muerte de Suárez. María tiene Alzheimer y
sólo sabe que su cara le resulta familiar. Su recuerdo del expresidente quedó
anclado a los tiempos del primer Gobierno de la democracia. Así, María ha
vivido la muerte de una persona de 45 años. "Pero qué joven, pero tan
joven, pobre muchacho...", ha repetido María estos días. No ha habido
forma de que asimilara que ese "joven" fue presidente de España y que
ha muerto con 81 años, explica su hija, Nuria Souto.
María extraña su casa lo poco que la abandona y sólo es
amable con sus familiares. Por eso, tras la muerte de su padre, Nuria y su
marido decidieron trasladarse, con sus tres hijos, a la casa de su madre. Los
fines de semana, sus hermanos cuidan de ella. El Alzheimer ha provocado un giro
de 180 grados en sus vidas. Nuria, al ser arquitecta y autónoma, ha podido
adaptarse a la nueva situación y ahora trabaja desde casa.
Tienen contratada a una persona que les ayuda tres horas tres
veces por semana, pero aun así Nuria no da abasto. "Mi madre necesita
atención las 24 horas del día. No puede estar sola ni viendo la
televisión", explica. María tampoco puede dormir sola, porque es
peligroso. Cada vez menos palabras acuden cuando las necesita. Vaso, cuchillo,
zapato. Se fueron borrando de su cerebro. Tampoco sabe abrir un grifo o lavarse
los dientes.
Desde hace dos meses, María va por las tardes a un centro de
día. "Entonces, descanso la cabeza", explica Nuria. "A veces te
sientes cruel por no ponerle el tenedor en la mano cuando va a comerse una
tortilla con un cuchillo. Espero que ella acabe reaccionando porque, si no,
siento que la hago tonta", razona. "Es horroroso, es otra
persona", lamenta. Pronto comenzará un cursillo para cuidadores que le ha
aconsejado su médico de cabecera. "La carencia de formación es
grave", constata el presidente de CEAFA.
Su padre y su madre enfermaron de Alzheimer. También él tuvo que empezar de
cero.
Las asociaciones de familiares no quieren resignarse a esta
realidad. Por eso reclaman centros especializados, donde se sepa tratar con
particularidad a las personas con Alzheimer. CEAFA, que, recordemos, representa
a 303 asociaciones de familiares de toda España, denuncia que, en general, las
residencias no están preparadas para tratarles. Hace dos meses inició una
campaña para acreditar a las residencias que aplican buenas prácticas. El objetivo
es sensibilizar, concienciar a los centros y a sus responsables.
Según explica su presidente, el cuidado adecuado va más allá
de la higiene y la alimentación del enfermo. Es importantísimo que siga
realizando las actividades de su día a día, aplicarle terapias para que
conserve cuantas más habilidades mejor. "No se les
puede dejar parados delante del televisor, porque no es donde más a gusto están
los enfermos,… es donde más a gusto están los cuidadores", denuncia
Aulestia.
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