"Había perdido en la espera la fuerza de los muslos, la dureza
de los senos, el hábito de la ternura, pero conservaba intacta la locura del
corazón."
"La armonía recobrada sólo fue interrumpida por la muerte de
Melquíades. Aunque era un acontecimiento previsible, no lo fueron las
circunstancias. Pocos meses después de su regreso se había operado en él un
proceso de envejecimiento tan apresurado y crítico, que pronto se le tuvo por
uno de esos bisabuelos inútiles que deambulan como sombras por los dormitorios,
arrastrando los pies, recordando mejores tiempos en voz alta, y de quienes
nadie se ocupa ni se acuerda en realidad hasta el día en que amanecen muertos
en la cama.
Al principio José Arcadio Buendía lo secundaba en sus tareas,…(). Pero
poco a poco lo fue abandonando a su soledad, porque cada vez se le hacía más
difícil la comunicación. Estaba perdiendo la vista y el oído, parecía confundir
a los interlocutores con personas que conoció en épocas remotas de la humanidad,
y contestaba a las preguntas con un intrincado batiburrillo de idiomas.
Caminaba tanteando el aire, aunque se movía por entre las
cosas con una fluidez inexplicable, como si estuviera dotado de un instinto de
orientación fundado en presentimientos inmediatos. Un día olvidó la dentadura
postiza, que dejaba de noche en un vaso de agua junto a la cama, y no se la
volvió a poner."
2 comentarios:
En las noches de insomnio de los primeros meses de la vida de Pello aproveché para leer "100 años...". Me fascinó.
Gracias por traernos este extracto Marisa.
Es grande porque lo hace sencillo y por el derroche de imaginación. Me alegro de compartir la fascinación.
Un saludo, Pilar
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