Un amigo me ha pasado un interesante enlace sobre la
eutanasia y la sedación paliativa, acompañaba el mail con música. He empezado a
escucharla mientras leía y decenas de emociones se han abierto paso en mi
mente. Me he ido y casi no vuelvo. Os cuento… y otro día ya os hablaré del
artículo.
Empiezo a pensar en lo que hace pocos días escribió mi
amiga… Dejar marchar.
Qué difícil dejar ir ese trozo de mí que se ha ido contigo.
Todavía ardiente, agridulce y salado (rociado por tantas lágrimas), intenso,
vital y tan real… que aún huele a ti por los cuatro costados.
Qué difícil vivir de nuevo, rehacer el camino mano a mano con
la ausencia, el amor,… con el hueco que queda aquí adentro por siempre jamás.
Cómo aprender a vivir incompleto, cojo y tuerto. Los abrazos vacíos al aire.
Los besos que buscan tu piel.
Te veo en lugares nuestros, me cruzo contigo por la calle y
un olor familiar me hace volver la cara, te sigo en la estela que deja tu pelo,
el movimiento de tus pies al caminar me confunde una y otra vez. De repente un
torbellino de emociones me despierta, llena de una enorme ausencia.
Me falta esa pieza del puzle (sé que irán faltando cada vez
más) que es nuestra vida, irreemplazable, única, hermosa, con olor a jazmín,…
buena.
Te siento detrás de mí, ahora mientras escribo, mirando por
encima de mi hombro derecho. Silenciosa y con una sonrisa dibujada en tu boca,
la misma que se desvaneció en los últimos meses de tu enfermedad.
Sé que te gusta que hable de lo que siento, me lo decías a
menudo (y acto seguido tus sentimientos surgían a borbotones, llenos de verdad
y de fuerza), aunque tú siempre fuiste
discreta.
La verdad es que la vida no fue amable contigo en los últimos
tiempos. Las expectativas que con tanto amor construiste no fueron las
esperadas… A veces te sentías atrapada entre el desencanto y la tristeza. Sin
embargo, creo que fuiste feliz a tu modo, con tus cosas, durante esos instantes
maravillosos en que todo parecía que recobraba la armonía y el rumor del mar
arrullaba tus sueños. Soñabas mucho, eso te ayudaba a construir un universo
feliz en el que las piezas por fin encajaban, en el que eras una estrella
brillante, viva y llena de ilusiones. Ilusiones que tropezaron con esa
enfermedad llamada cáncer y que nos venció.
Adiós ilusiones, esperanzas,
sueños, realidades,… adiós mi hermana, mi amiga.
Te siento al lado mío tranquila, en paz. Deseo.
Alma
2 comentarios:
Seguro que está muy cerca de ti y orgullosa de haber contado en todo momento con tu apoyo y comprensión, el de su mejor amiga, hermana y sobretodo compañera!!
Un montón de besos para las dos!!
Hoy no voy a decirte nada, aunque sea de palabras me gustaría acogerte en un abrazo tierno.
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